
Gerard O’Connell, vaticanista: “León XIV es visto como un puente entre distintos mundos”
Para este experto de la revista jesuita norteamericana America, la elección del cardenal Robert Prevost como el sucesor de Francisco fue una sorpresa, pero da muestra de continuidad con Bergoglio.

En 2021, Gerard O’Connell publicó The Election of Pope Francis: an inside story of the conclave that change de world (La elección del Papa Francisco: un historia del cónclave que cambió el mundo), el relato más detallado de lo que sucedió al interior de la Capilla Sixtina en la elección de 2013, cuando Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, se asomó en el balcón de la Basílica de San Pedro. Aún es muy pronto para conocer los detalles de lo sucedido el miércoles pasado y escribir una nueva obra, esta vez con los secretos de la elección de Robert Prevost, pero O’Connell ya tiene algunos pálpitos, incluso fue uno de los pocos que sugirió que el prefecto del Dicasterio para los Obispos era una carta fuerte para el papado.
Con 40 años cubriendo el Vaticano, O’Connell es hoy corresponsal de la revista jesuita de Estados Unidos, America. Una larga experiencia que le permite tener una mirada amplia sobre los últimos procesos de la Iglesia Católica y de lo que significa la reciente elección de León XIV como el primer para estadounidense de la historia.
Siempre se dijo que era imposible que hubiera un Papa de Estados Unidos, pero finalmente pasó. ¿Cómo se explica, cuál es su análisis de lo sucedido?
Hace poco tiempo muchos cardenales me decían que era imposible un Papa de Estados Unidos, pero después la cosa cambió. En una reciente entrevista, el cardenal Michael Czerny me decía que es estúpido preocuparse de la nacionalidad del Papa. Yo sabía que la elección de Prevost era una posibilidad. Había voces que lo señalaban, porque era visto como una persona de dos mundos. Pasó más de 20 años en Perú y 10 años aquí en Roma, por eso se decía de él que era el menos estadounidense de los cardenales estadounidenses. Para mí es una cosa histórica en muchos niveles. Primero, nadie imaginaba que alguien nacido en Chicago, en Estados Unidos, pudiera volverse líder de la Iglesia Católica. Segundo, muchas de las oposiciones a Francisco venían desde Estados Unidos, por eso es una ironía de la historia que ahora el Papa venga justo de ahí. Nosotros no entendemos todavía el impacto, el peso de tener a toda la Iglesia de EE.UU. detrás de él, lo que significa para la Iglesia universal.
¿Y qué puede significar?
Es importantísimo tener a la Iglesia de Estados Unidos detrás del Papa. Juan Pablo II tenía ese respaldo, en una época distinta. Es un apoyo muy relevante, muy valioso.
¿Es importante también por las donaciones estadounidense, considerando que es el primer donante de la Iglesia y el Vaticano atraviesa una crisis económico?
Es importante para la política interna de Estados Unidos, y también para la Iglesia universal, porque era de ahí de donde venía la mayor parte de la oposición a Francisco. Lo otro relevante es que la rapidez de la elección es una cosa que golpea, porque tenías 133 cardenales de 70 países, muchos no se conocían entre ellos, podían cruzarse en la calle sin saber quién era el otro. Por eso, que pese a ello, en poco más de 24 horas, todos se hayan unido detrás de un solo hombre es un gran mensaje de unidad de la Iglesia, en un mundo totalmente paralizado, dividido, en guerra. Es un mensaje fuerte de que la unidad es posible y un gran estímulo, una señal de fortaleza al mundo católica, que no está dividido sino unido detrás del Papa.

¿Por qué cree que el cardenal Prevost eligió el nombre León? ¿Qué señal quiso dar?
La elección del nombre demuestra que está empeñado en la cuestión social de nuestro mundo, de paz, de justicia, de derechos humanos.
¿Cree que hay continuidad o quiebre o el nuevo Papa buscará aunar posiciones?
El hecho de que los cardenales hayan optado por una persona cercana a Francisco, porque él era muy cercano en los últimos años, demuestra que la Iglesia continúa por el mismo trayecto de Francisco. Tiene una personalidad distinta, un carácter distinto, pero abraza plenamente el programa de Francisco, como lo dejó claro al asomarse al balcón, con una Iglesia sinodal, con un esfuerzo por la paz. Hay una continuidad. Y esta era una de las cosas que no estaban claras en la víspera del cónclave: elegirán un Papa que pone frenos y retrocede o uno que lleve adelante los procesos que Francisco inició. Pasó lo segundo y esto es importantísimo, significa una continuidad de la reforma de la Iglesia, pero también un tipo de Iglesia que es inclusiva, que sale, que tiene diálogo con las otras religiones y con los otros cristianos y también con el mundo que no cree.
¿Usted piensa que los cardenales de Estados Unidos, incluso los más conservadores, estuvieron detrás de él en la votación?
Eso no lo sabemos todavía, pero teníamos claro que entrando al cónclave había un bloque de cardenales, que yo siempre sostuve que era una minoría muy restringida, que quería volver a una Iglesia más institucionalizada, más como era en el pasado. Está claro que eso no pasó y que el cónclave fue en la dirección franciscana.
¿Cree que puede haber habido un acuerdo antes de entrar en el cónclave y que su nombre había surgido antes, porque el proceso de elección fue muy rápido?
Yo escribí un artículo al comenzar el cónclave donde decía que estaban los dos candidatos que lideraban las preferencias, que eran Parolin y Tagle, pero que iba a ser difícil que cualquiera de ellos ganara. Sabía que Parolin no tenía los votos para lograrlo y que también la elección de Tagle era difícil. Por eso agregué que había otros cardenales que tenían opciones y un apoyo fuerte. Ahí mencioné a Prevost como uno de esos candidatos que podían emerger.
¿Por qué creía que Prevost tenía posibilidades?
Porque es visto como un puente entre distintos mundos, el mundo latino, el mundo norteamericano, y era un hombre que tiene muchas similitudes con Francisco. Primero que todo es un hombre humilde, un hombre que escucha, es un hombre que sabe gobernar y es un hombre que no tiene miedo.
¿Usted lo conoce?
Sí, lo conozco, aunque no como conocía a Francisco, pero conozco al hombre, y me gusta lo que he visto. Además, ha gobernado bien el Dicasterio de los obispos. Todos me dicen que logró alcanzar una unión y lo hizo en una forma muy positiva.

¿Cuál es la señal política del cónclave? Fue un cónclave muy corto. ¿Qué señal quisieron dar los cardenales?
Sí, uno muy fuerte y es claro que hubo discusiones entre los cardenales antes de que entraran, de lo contrario no lo habrían logrado en tan poco tiempo. Desde 1939 hasta ahora, en la vigilia de la Segunda Guerra Mundial, Pacelli, Pío XII, fue elegido en dos votaciones y él pidió una tercera para lograr un mayor consenso. En 1978, Juan Pablo I fue elegido en cuatro votaciones; en 2005, Benedicto XVI fue elegido también en cuatro, y ahora Prevost también lo hizo en cuatro. Eso significa que hay gran consenso. Claramente hay un trabajo y conversaciones de los cardenales antes de ir a votar, porque si no es imposible producir ese resultado, porque él para ser elegido Papa tuvo que obtener al menos 89 votos de los 133 electores. Alguien dijo que este es un milagro de Francisco, porque él fue el que creó el cónclave más grande de la historia y más diverso de la historia. Cuando él fue elegido había 115 cardenales de 45 países y ahora hay 133 de 70 países. Es un resultado que sorprende, más aún porque se había insistido antes que la Iglesia estaba dividida. En un mundo tan polarizado es una maravilla que la elección haya salido tan rápida.
¿Cuánto cree que influyó la situación del mundo en la elección, un mundo dividido, donde el orden mundial está en crisis?
Es indiscutible que los cardenales estaban eligiendo a un Papa para el mundo de la Inteligencia Artificial, de guerras, de polarización, de nacionalismos. Eligieron un Papa para ese mundo, no para el mundo de hace 50 años. Y los cardenales cuando trataron de crear un identikit, dijeron que querían un pastor, él es un pastor, querían una persona que pudiera ser profético y sus primeras palabras fueron “la paz esté con todos ustedes”, y él, como la Iglesia, está en un proceso de transformación. Dijo claramente en el primer discurso, que él tomó el bastón de Francisco y continuará en la misma senda. Para los 1.400 millones de católicos en el mundo creo que es un gran momento de alegría, porque sienten que hay unidad en el centro y puede haber unidad en la periferia. Después, es un Papa que está muy consciente de la periferia. Yo espero que el primer viaje que haga sea a Perú y Estados Unidos.

¿Cree que es un Papa peruano o de Estados Unidos?
Es un Papa internacional.
¿Es posible comparar este cónclave con cónclaves anteriores?
Bueno, el de Wojtyla fue un parteaguas, porque era la primera vez que había un Papa no italiano en más de 400 años. Desde entonces hemos tenido un Papa polaco, un Papa alemán, un Papa argentino y ahora un Papa de Estados Unidos. Hoy todos los diarios decían aquí en Italia “El Papa americano”. Esta es una cosa muy impensada y se ve que hay algo más allá de la participación de los hombres en todo este proceso. Fue una sorpresa y una señal de que se puede tener un mundo distinto.
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