De seguridad a gestión del Estado: U. Chile y PUC presentan 39 propuestas ciudadanas a 6 de los candidatos presidenciales
Luego de más de un año de trabajo colaborativo entre las dos casas de estudio más relevantes del país, y del que participaron cerca de 10 mil personas, los encargados programáticos de los aspirantes a La Moneda recibieron el documento, de 90 páginas, que resume el sentir de la sociedad. El informe está bajo el alero de 'Tenemos que hablar de Chile', que ya había hecho un ejercicio similar para los procesos constituyentes.
La Casa Central de la Universidad de Chile fue el escenario elegido. Hasta ahí llegaron este lunes los -en su mayoría- coordinadores programáticos de seis de los ocho candidatos presidenciales para recibir de manos de Rosa Devés, rectora de la Casa de Bello, y Marianne Krause, prorrectora de la Universidad Católica, el resultado del trabajo de una instancia convocada por el proyecto Tenemos que Hablar de Chile, impulsado en conjunto por ambas casas de estudio y que en el pasado ya había elaborado propuestas para los procesos constitucionales.
A la cita asistieron, además de las autoridades universitarias, académicos de ambas casas de estudio y parte del equipo que realizó el trabajo, Nicolás Delpín (ME-O), Carmen Soza (José Antonio Kast), Camila Miranda (Jeannette Jara), Magdalena Vergara (Evelyn Matthei), Ricardo Fábrega (Harold Mayne-Nicholls) y María Elena Bello (Franco Parisi). Quienes conocieron el tenor de esa cita aseguran que se dio en muy buenos términos, muy distinto a los cruces que públicamente han protagonizado los propios candidatos. Del equipo de Eduardo Artés y de Johannes Kaiser no hubo representación.
Como sea, lo cierto es que los resultados presentados a los candidatos -a través de sus representantes-, es uno de los hitos más relevantes del proyecto, porque derivan de más de un año de trabajo con cerca de 10 mil participantes de un proceso que tuvo como paraguas la pregunta “¿Qué podemos lograr juntos?”.
El informe de 90 páginas consta de 39 propuestas ciudadanas que, según explican sus autores, expresan las principales demandas, preocupaciones y esperanzas de las personas.
Según el documento, estas propuestas “no constituyen aún políticas públicas específicas, sino que representan metas colectivas, directrices y orientaciones sobre las cuales la institucionalidad debería trabajar”.
Al respecto, la rectora Devés dijo tras la entrega que las universidades trabajaron “con la preocupación de comunicarnos con la ciudadanía y de reflexionar sobre cuáles son los temas país y los desafíos actuales”, sumando que los coordinadores programáticos de los candidatos comentaron estos resultados y los vincularon con sus propios programas: “Son voces muy constructivas, complementarias, y esperamos que este ánimo se proyecte al país”, agregó.
Por su parte, para el rector de la PUC, Juan Carlos de la Llera, “que estas ideas sean escuchadas por los equipos programáticos de las candidaturas es un paso fundamental. Con esto aportamos a que la voz de la ciudadanía incida directamente en las agendas de quienes tendrán la responsabilidad de conducir Chile en el nuevo ciclo que comienza”.
Las propuestas
Las propuestas de este trabajo son bien concretas y están agrupadas en cinco narrativas: desesperanza, miedo, incertidumbre, orfandad y potencial, y que a su vez apuntan a desafíos en seguridad, salud, educación, economía y gestión del Estado.
“Es un intento concreto por reducir las brechas entre quienes toman decisiones y quienes viven sus consecuencias. Es un camino para reconstruir confianzas y avanzar hacia una agenda país”, destaca el informe.
Así las cosas, las propuestas que apuntan a la esperanza van desde aumentar la dotación de médicos especialistas en el sistema público, especialmente en regiones, hasta fortalecer los Centros de Atención Primaria de Salud (APS), con más profesionales, mejor gestión de atención y recursos. También se plantea reducir las listas de espera en hospitales y consultorios; garantizar una atención digna y oportuna para personas mayores; reformar el modelo de financiamiento de la educación superior para asegurar el acceso efectivo a estudiantes, especialmente de contextos vulnerables o zonas alejadas; mejorar las condiciones laborales y el reconocimiento social de los profesores; e implementar un plan nacional de revitalización de la educación pública.
En tanto, las propuestas contra el miedo, entre otras, son fortalecer los controles fronterizos para combatir el crimen organizado; reformar las leyes para endurecer penas a personas reincidentes o que cometen delitos graves; aumentar el patrullaje de carabineros en los barrios; y fortalecer la coordinación y el intercambio de información entre policías, fiscalía y otras instituciones para combatir el crimen organizado.
La tercera narrativa aborda las propuestas por la certidumbre y algunas de ellas dicen relación con generar empleos formales, estables y con condiciones laborales dignas, especialmente para jóvenes, mujeres y personas mayores; apoyar a pequeñas empresas y emprendedores con fondos y acompañamiento técnico; aumentar la flexibilidad laboral para compatibilizar familia y trabajo; y reducir barreras burocráticas para potenciar el desarrollo económico.
Mientras, las propuestas contra la orfandad, que abordan la idea de que no existe un “alguien” que defienda lo común, tienen como ejemplos aprobar leyes que castiguen con fuerza la corrupción; garantizar la transparencia y rendición de cuentas del Estado; disminuir los cargos de confianza política; garantizar un trato digno, cercano y orientado a las personas en la atención de los servicios públicos; y usar tecnología para facilitar trámites y hacer el Estado más eficiente y oportuno.
Finalmente, las propuestas más destacadas en favor del potencial del país son diseñar una estrategia nacional de desarrollo productivo que potencie el crecimiento económico en las regiones; potenciar la educación técnico-profesional mediante una mayor articulación con el mundo productivo, local y regional; acelerar el desarrollo de industrias estratégicas como el litio, el hidrógeno verde y el cobre; e incluir educación digital, ambiental y financiera en los colegios pensando en los desafíos del siglo XXI.
Dentro de las mismas narrativas también se mencionan otras propuestas, como fortalecer la salud mental ampliando su oferta, acceso y cobertura; disminuir la burocracia en escuelas para que se enfoquen en lo pedagógico; gestionar cárceles separando a los privados de libertad por nivel de peligrosidad y tipo de delito; recuperar espacios públicos con actividades comunitarias; o incentivar la inversión en industrias de energías renovables.
Con la presentación de estas 39 propuestas se dio un paso relevante en un proceso que arrancó en octubre de 2024 con una Consulta Digital Individual, en la que opinaron más de ocho mil personas de entre 18 y 93 años, donde el 53% eran mujeres, y el 46%, hombres. El camino siguió en noviembre, con el Encuentro por Chile en Estación Mapocho, que convocó a más de 700 representantes del mundo académico, social, político y empresarial, incluyendo al Presidente Gabriel Boric.
Ya este año el proyecto tuvo una serie de talleres de expertos públicos y privados en seguridad, economía y empleo, salud, educación y Estado y política, donde se evaluó la factibilidad de las propuestas para, posteriormente, con una nueva consulta digital priorizar las 39 medidas finales.
Dentro de los expertos consultados en el proceso se cuentan, entre otros, Ricardo Yáñez, exdirector general de Carabineros; Paula Daza, exsubsecretaria de Salud Pública; Pablo Eguiguren, director de Políticas Públicas en Libertad y Desarrollo; Pablo Urquízar, coordinador del Observatorio del Crimen Organizado y Terrorismo UNAB; Francisco Jeria, presidente de Educación 2020; Andrés Bianchi, abogado y expresidente del Banco Central de Chile; o Daniel Johnson, director ejecutivo de Fundación Paz Ciudadana.
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