Nacional

La estrategia de la Cenabast para fomentar farmacias populares

El organismo levanta restricciones a la adquisición de medicamentos que regían sobre estos establecimientos.

Las farmacias populares tendrán más flexibilidad para adquirir productos.

Vichuquén es una de las 59 comunas del país que no cuentan con una farmacia. Sus habitantes deben viajar a Licantén o Hualañé -situadas a unos 16 y 35 km de distancia, respectivamente- o tienen que trasladarse directamente a Curicó, a dos horas en vehículo, para obtener sus medicamentos. Además, solo hay dos recorridos de buses hacia la capital de la provincia.

"Si un adulto mayor necesita comprar un remedio va a perder casi todo un día para conseguirlo, a menos que 'haga dedo' en la carretera o cuente con parientes que puedan adquirirlo para ellos", relata Nicolás Márquez, vecino de Vichuquén.

Este problema podría tener solución a partir de las 30 medidas del Plan Nacional de Medicamentos anunciado el lunes por el gobierno. Dos de ellas aluden al apoyo para la instalación de farmacias comunales en las zonas que no cuentan con establecimientos comerciales de este tipo.

Un rol clave en esta expansión corresponde a la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast), el organismo encargado de asegurar el aprovisionamiento de medicamentos en la salud pública.

"Las farmacias comunales existen gracias a la intermediación de Cenabast, que adquiere medicamentos mediante licitaciones masivas", explica el ministro de Salud, Jaime Mañalich. "Queremos fortalecer este mecanismo de distribución", enfatizó.

A través de la intermediación de dicha entidad, las farmacias populares pueden conseguir importantes rebajas en los precios a usuarios. No obstante, de las 145 farmacias populares que existen hoy, 100 realizan sus compras mediante este mecanismo.

Jaime Espina, jefe del Departamento de Operaciones de Cenabast, precisa que, dentro de la nueva política gubernamental, se eliminaron las restricciones que afectaban a las farmacias comunales y que son análogas a las que están vigentes para los hospitales públicos. Estas disponen la adquisición de medicamentos a través de una programación anual que imposibilita variar los pedidos de medicamentos en más de 30%. Tampoco permite agregar nuevos productos que no figuren en dicho programa, hasta pasado un año.

"Todas esas restricciones, que se aplican para los hospitales públicos, las eliminamos absolutamente desde octubre para todas las farmacias comunales", señala Espina. De esta manera, "muchas farmacias populares que no nos compraban porque no podían comprometerse a adquirir todos los meses una misma cantidad de productos, ahora van a tener más flexibilidad".

Al mismo tiempo, agrega, el organismo brindará asesoría a los municipios que no cuenten con farmacias comunales para que incorporen este modelo.

El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, considera que estas iniciativas van "en el camino correcto". "A partir de la iniciativa de la farmacia popular, la discusión sobre el tema de los medicamentos ha cambiado en Chile", asevera.

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