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Rafael Domingo, académico y jurista español: “León XIV va a revolucionar la doctrina social de la Iglesia, que necesita ser refrescada”

Doctor en Derecho y especialista en cristianismo, el académico de la Universidad de Navarra fue el invitado de honor en la inauguración del año académico de Derecho UC. Aquí habla del legado del Papa Francisco, de los desafíos de la Iglesia y del sentido del cristianismo hoy, tema de su último libro.

Cuando enseñaba en la Universidad de Emory, en Estados Unidos, Rafael Domingo (Logroño, 1963) coordinó un gran estudio internacional sobre las relaciones entre el derecho y la cultura cristiana. Más de dos mil académicos de todo el mundo participaron en la edición de 900 páginas, que se tituló Tratado de Oxford sobre Derecho y Cristianismo. Mientras trabajaba en ella, un amigo jurista le hizo un comentario elocuente:

-Él me dijo: el cristianismo ha hecho catedrales, universidades, ha construido Occidente, pero en este momento el cristianismo ya no tiene más que aportar. En una sociedad secular podemos hacerlo mucho mejor. Por eso, añadió, el cristianismo está decayendo en las sociedades desarrolladas -cuenta.

Doctor en Derecho, autor de libros sobre leyes y ensayos sobre religiosidad, Rafael Domingo escuchó atentamente a su colega y se quedó con una pregunta: ¿Qué aporta el cristianismo en la era secular?

De ella nació su libro más reciente, El sentido del cristianismo, un ensayo donde analiza los desafíos y el aporte de los valores cristianos a la sociedad actual. El autor postula que el cristianismo es un fenómeno cultural que enriquece la esfera individual y la vida en comunidad. Y plantea la necesidad de revitalizar y refrescar el mensaje para conectarse con la sociedad contemporánea.

-Si el cristianismo, que es la religión y la espiritualidad de un Dios que es amor, que es perdón, no produce atractivo, muchas veces es porque los propios cristianos no han sabido reflejarlo. La Iglesia Católica se ha clericalizado en exceso, a veces se confunde la religión con la jerarquía, y eso llega a producir un poco de rechazo. Me parece que revitalizar y espiritualizar el cristianismo es la misión de los cristianos y muy particularmente de la Iglesia Católica. Creo que esto lo va a hacer León XIV de una gran manera.

Rafael Domingo fue el invitado de honor en la inauguración del año académico de Derecho UC, la semana pasada. El jurista y académico de la Universidad de Navarra ofreció una conferencia titulada Derecho global y cristianismo.

Antes de viajar a Chile escribió una columna en España con motivo de la muerte del Papa Francisco. En ella le agradecía su modelo de austeridad, su invitación al diálogo y su preocupación “por los más necesitados” y “por enseñarnos que los pobres son el corazón de la Iglesia”. Tras el cónclave, escribió otro artículo en el que afirmó que el Papa León XIV puede dejar un legado de unidad.

León XIV tomó su nombre de León XIII, el Papa que fundó la doctrina social de la Iglesia en un momento de cambios y agitación social. ¿Qué se puede esperar del nuevo Papa?

Él ha escogido el nombre de León XIV por León XIII y va a revolucionar la doctrina social de la Iglesia, que necesita ser refrescada. Hay tantos desafíos hoy, como la globalización, el cuidado del planeta, el desafío del desarme, el desafío de la paz y, por supuesto, el de la inteligencia artificial. También es cierto que todos los papas han pasado momentos complejos, entre León XIII y León XIV estuvo nada menos que la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la caída del comunismo. La Iglesia siempre ha navegado en un mundo complejo y de grandes desafíos. Por eso siempre se ha estado reinventando, porque no es un reinventarse falso, es volver al origen, volver a encontrarse a sí misma. Y es tanto como decir volver a encontrar a Cristo.

(Francisco) Ha gobernado la Iglesia como un gran párroco, como un hombre de bien, con un gran sentido de trascendencia

Rafael Domingo

¿Cómo valora usted el papado de Francisco?

Si Juan Pablo II fue el Papa de la solidaridad y Benedicto XVI ha sido el Papa de la razón y el gran Papa intelectual, Francisco ha sido el Papa de la misericordia. Un Papa que ha acompañado a los inmigrantes, a las personas discriminadas, no ha tenido miedo a nada, y por otra parte ha sido un Papa con un corazón tierno, que le llevaba flores a la Virgen de Santa María la Mayor. Ha gobernado la Iglesia como un gran párroco, como un hombre de bien, con un gran sentido de trascendencia.

Pope Francis meets migrants during his visit at the Karatepe refugee camp, on the northeastern Aegean island of Lesbos, Greece, Dec. 5, 2021.Ten years after Pope Francis made a landmark visit to the Italian island of Lampedusa to show solidarity with migrants, he is joining Catholic bishops from around the Mediterranean this weekend in France to make the call more united, precisely at the moment that European leaders are again scrambling to stem the tide of would-be refugees setting off from Africa. (AP Photo/Alessandra Tarantino, file) Alessandra Tarantino

¿Cree usted que la impronta de Francisco se va a mantener?

Creo que León XIV expresa una total continuidad con Francisco. De hecho, una de las primeras cosas que hizo fue ir a su tumba y llevar a la Virgen las mismas flores que le llevaba Francisco, un gesto como diciendo aquí estoy. Por otra parte, no se llama Francisco II y no se fue a vivir a Santa Marta. Me parece muy bien que tenga manifestaciones cristianas de acuerdo con lo que le dicte el corazón. Creo que la continuidad está clara, pero es muy bueno que cada Papa aporte su granito de arena, su capacidad, su talento y tenga su propia estrategia para la Iglesia.

La inmigración es uno de los grandes temas que tiene que abordar con fuerza el cristianismo

Rafael Domingo

La trayectoria de León XIV -nació en Estados Unidos, trabajó en Perú y se nacionalizó peruano- ¿será importante en su legado?

Creo que la inmigración es uno de los grandes temas que tiene que abordar con fuerza el cristianismo. Para eso suelo decir que el Estado no tiene derecho absoluto a regular los flujos migratorios. Existe un derecho humano básico de poder elegir el lugar en donde uno quiere vivir. No viene determinado por puro nacimiento o por pura descendencia. Si yo quiero vivir en Chile, tengo derecho a vivir en Chile; si quiero vivir en España o en Estados Unidos, también. Naturalmente ese derecho no es absoluto, pero tampoco es absoluto el derecho de Chile de negarme la nacionalidad porque sí, sin ningún criterio, sencillamente porque no he nacido en Chile y el territorio chileno es de los chilenos. Chile no es de los chilenos. Los chilenos tienen un derecho preferencial de Chile y tienen una obligación moral más grande que los demás de cuidar Chile como parte del planeta. De eso vine a hablar en la universidad.

Ocho cosas que debes saber sobre el nuevo Papa León XIV. Foto: REUTERS.

Rafael Domingo plantea que en el contexto de un mundo globalizado se hace necesario el derecho global, en reemplazo del derecho internacional. Si este se basa en la soberanía de los Estados, el derecho global lo hace en la dignidad de las personas, dice.

-Mi teoría es que todos los seres humanos tenemos el derecho a vivir donde queramos, en cualquier lugar del mundo, pero ese derecho es relativo. Por tanto, el Estado nos puede negar cuando hay una causa justificada: un exceso de inmigración, no hay trabajo o no estamos dispuestos a vivir bajo esa Constitución. O sea, puede haber una serie de razones, pero no puede ser caprichosamente. Por eso tiene que haber, en un momento determinado, la posibilidad de tribunales internacionales que decidan si un Estado tiene la obligación de admitir o no admitir a un ciudadano. Eso es el derecho global.

Es una idea muy controversial, que limita el derecho de los Estados...

Tenemos un mundo que hemos troceado en Estados como si fuera una tarta, y cada Estado tiene todo el poder del mundo sobre ese trozo y sobre esa población. Y si una persona no está contenta en un trozo de tarta, no se puede ir a otro. ¿Y qué hace si no la dejan ir? Pues va de ilegal. Tenemos que generar un sistema universal que nos lleve a distribuir los flujos migratorios de una manera razonable. Porque una cosa es que yo quiera a ir a Chile por capricho y otra es por necesidad. Eso es el derecho global, es el derecho de la humanidad de elegir dónde vivir. Nos hemos olvidado de que la persona es previa al Estado. Ahora, es un derecho relativo, tiene que tener ciertos límites. Pero la centralidad siempre tiene que estar en la persona.

Implantarlo puede sonar utópico, ¿no?

Todo desarrollo humano nace de una utopía. Hace 80 años, Europa era un campo de batalla donde estábamos con el nazismo. Hoy tenemos la Unión Europea. ¿Quién iba a pensar hace 80 años que Europa iba a unirse de esta manera, que Polonia, Francia y Alemania iban a estar unidos? Y, sin embargo, hoy es una realidad. Yo lo que siempre digo es: primero llegan las ideas. Las ideas van calando, llegan las conversaciones de café y de repente se normalizan. Y lo que parecía que era imposible, todo el mundo lo acepta. Eso pasa con lo bueno y con lo malo.

Jesús, María y José

En las últimas dos décadas, la Iglesia Católica ha vivido una dramática pérdida de adhesión, así como una crisis de credibilidad producto de los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Sin embargo, Rafael Domingo dice que la espiritualidad no ha disminuido: “En Estados Unidos, el 30% de las personas se declara espiritual, pero no religiosa. Lo que veo es un resurgir del elemento espiritual. Ante un consumismo que agota, ante un materialismo que ya no gusta, ante una sociedad aburrida y fragmentada, se busca la trascendencia, se busca la espiritualidad. A veces se está buscando fuera del cristianismo y en mayor medida fuera de la Iglesia Católica”.

¿Cómo impactaron los casos de abusos sexuales?

En la Iglesia Católica, de una manera definitiva.

¿Qué piensa sobre cómo se han abordado los abusos?

Cada país ha sido distinto. Obviamente había una mala cultura dentro de la Iglesia, que se justificaba en la idea de decir, bueno, si hay un caso de abuso, pues vamos a ocultarlo para proteger el bien que es la Iglesia. Y se decía, el bien común es la Iglesia, sin darse cuenta de que el bien es la persona, y la persona es el cristiano, y el cristiano forma parte de la Iglesia, o sea, que está todo unido, y que estas enfermedades hay que atajarlas. Como era un tema metido culturalmente, pues ha sido difícil de atajar, porque no era una cosa aislada de un país. Y los papas han pedido perdón, han visto el daño producido a tantas personas que han sufrido mucho. Y están cambiando la cultura y aplicando unas reglas estrictas, sobre todo de tolerancia cero. La Iglesia tiene que salir muy purificada de esto.

Usted plantea desclericalizar la Iglesia, ¿cómo se logra eso?

Cuando hablamos de la Iglesia Católica, enseguida vemos los obispos, el Papa, el Vaticano, etc. Pues en el momento cuando pensemos colectivamente en los cristianos, nos tenemos que imaginar una vendedora ambulante, una trabajadora en un supermercado; el empresario tiene que ver en el trabajador una persona que tiene que mantener una familia y que a lo mejor hay que flexibilizar los horarios, etc. Eso es lo que se tiene que imaginar. No se tiene que imaginar un obispo con la mitra, el báculo, porque eso no es el cristianismo.

En ese sentido, ¿qué significa recuperar el cristianismo?

Yo diría es volver a la familia de Nazaret, volver a Jesús, al José carpintero y a la Virgen madre que va por el agua y prepara la comida. En un ambiente de cariño, de hospitalidad, eso es volver a los primeros cristianos.

¿Y esto es tarea de la Iglesia?

Yo soy autorresponsable, no me gusta echar la culpa a la Iglesia. Este es un tema de los cristianos, tenemos que recristianizar, espiritualizarnos. Yo soy profesor universitario y me pregunto: ¿Trato a los alumnos con cariño, aprendo de ellos? ¿Voy a dar clases para fomentar mi ego personal, mi soberbia, para que me aplaudan, o voy para dar a los demás lo mejor que tengo de mí mismo? ¿Considero la universidad un lugar de reflexión, de debate abierto, donde todos los temas se pueden conversar, en un diálogo con creyentes y no creyentes, o voy a imponer una opinión? Si cada cristiano se plantea eso, pues en un momento determinado el cristianismo será otra cosa.

En la intimidad personal, piensa Rafael Domingo, es donde comienza el cambio: “León XIV lo deja muy claro en su lema episcopal: Im Illo uno unum. Somos uno en Cristo. Y ese mensaje tiene una fuerza tan grande, que cuando se vive en su radicalidad cambia el mundo”.

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