Arica lucha por cuidar sus momias
Aunque es común encontrar restos de la cultura Chinchorro, la falta de recursos y el robo arqueológico preocupan a la comunidad.

“Huaquero” es un término desconocido en el sur, pero muy utilizado en el extremo norte del país. Así se les llama a las personas que roban restos arqueológicos que encuentran al aire libre para coleccionarlos o venderlos, sin dar aviso a las autoridades.
“Viene de la palabra ‘huaca’, que en lengua quechua significa lugar sagrado, donde están las tumbas prehispánicas. De allí que comenzó a utilizarse el verbo huaquear para la práctica de saquear bienes culturales”, explica el académico de Historia de la Universidad de Tarapacá (UTA), Patricio Rivera.
En las últimas semanas, la comunidad ariqueña ha estado en alerta por una nueva aparición de “huaqueros” en la zona, luego que a través de las redes sociales se viralizaran imágenes de momias de la cultura Chinchorro a la intemperie, expuestas al robo, sin medidas de protección.
“Se trata de las momias más antiguas del mundo, pertenecientes a un asentamiento humano que hace ocho mil años vivía entre Ilo (Perú) y Antofagasta, pero que en la costa de Arica tenían su punto poblacional más grande”, agrega Rivera.
Los vestigios, que desde 2014 postulan a convertirse en Patrimonio Mundial de la Unesco, pertenecían a un pueblo sedentario, cazador y recolector, que practicaba la momificación artificial de sus muertos, logrando conservarlos hasta hoy.
Evelyn Pfeiffer, periodista y fotógrafa de la agencia Comunica Turismo, fue quien publicó las imágenes que se masificaron en las redes sociales. “Existe una total desprotección de un sitio arqueológico que es de importancia mundial. Hay brazos y cabezas que están sin vigilancia humana. Esto no es una crítica a las autoridades, porque sabemos que hay políticas de conservación, pero los recursos no alcanzan. Hay que invertir a nivel país”, dice.
Según los registros de la UTA, existen más de 12 mil momias. Los principales sectores donde se encuentran vestigios son el Morro de Arica y la Caleta Camarones (unos 120 kilómetros al sur de la capital regional). Cada cierto tiempo, hay familias que dan aviso de hallazgos en los patios de sus casas. También, es común en la ciudad que se paralicen construcciones y obras públicas tras encontrar cuerpos en plena faena, suspensión que se mantiene hasta la revisión de un equipo de arqueólogos.
En la actualidad, existen dos museos en Arica donde se protegen y exhiben las momias Chinchorro, ambos administrados por la Universidad de Tarapacá. El más grande es el Museo San Miguel de Azapa, ubicado a 12 kilómetros de la ciudad. El otro recinto es el Museo de Sitio Colón 10, ubicado en el casco antiguo de Arica. Se trata de una casa habitación habilitada como sala de exhibición de momias Chinchorro, lo que permite obtener una visión realista de los hallazgos arqueológicos.
El director de vinculación y extensión de la UTA, Sergio Medina, asegura que la institución postuló al programa de puesta en valor del patrimonio de la Subdere y el gobierno regional. “Eso nos permitirá contar con un equipo de profesionales con dedicación exclusiva para atender y generar la protección adecuada que exige la postulación a la Unesco”, dice.
Medina agrega que ese equipo deberá proponer las medidas urgentes y permanentes de protección. “No pensamos en grandes inversiones de infraestructura, sino que en señalética, senderización, protección y paneles de interpretación, además de infraestructura básica para el visitante”, detalla.
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