Arquitectura & viajes: El mundo Frank Gehry
Es uno de los arquitectos vivos más famosos del mundo y sus oníricos edificios inevitablemente se convierten en puntos turísticos que atraen a miles de visitantes.

CUANDO ERA
niño, Frank Gehry -canadiense, arquitecto, 82 años, ganador del Premio Pitzker, el Nobel de esta disciplina- se sentaba con su abuela en casa a construir edificios, carreteras y ciudades enteras con cartones y desechos. Y fue en una de sus infantiles vacaciones familiares en el norte de Ontario, Canadá, cuando supo acerca de su futuro. "Mi madre le pidió a una señora que me analizara la letra. La señora lo hizo y dijo que algún día yo sería un arquitecto famoso", afirma el propio Gehry en un documental que el difunto director y ganador del Oscar Sydney Pollack filmó sobre su obra: características edificaciones que han desbordado su funcionalidad para convertirse en emblemas de las ciudades donde son erigidos, atracciones turísticas por derecho propio que desafían las leyes de la física. Como ejemplo, Bilbao, en el País Vasco. Allí está uno de sus más reconocidos y aplaudidos proyectos, el
Museo Guggenheim
. La ciudad tiene una población de 350 mil habitantes y sólo durante el primer año de operaciones del museo, dicha localidad recibió 700 mil turistas. Durante 2007 visitaron el centro un millón de personas y el total de gasto directo generado por la actividad del Guggenheim en el País Vasco el año pasado ascendió a 213 millones de euros.
Pero el niño aún está ahí, dentro de ese viejo cuerpo. Todavía sus reconocidos y a veces confusos bosquejos -que luego se transforman en estos particulares edificios- sacarían mala nota en alguna clase de arte, y todavía el arquitecto-artista juega con sus ayudantes cortando trozos de cartón y pegándolos con cinta adhesiva como si el súper estudio donde trabaja en Santa Mónica, California, fuese el living de su abuela. "Me molestan las malditas reglas de esta profesión, lo que 'encaja' y lo que no", dice a la cámara de Pollack y dicha molestia ha logrado finalmente cambiar la apariencia de una disciplina siempre conservadora, consiguiendo que sus edificios parezcan esculturas.
Del mencionado Museo Guggenheim de Bilbao, han dicho que se parece a "una nave extraterrestre pero que habría aterrizado un siglo atrás" y que es "la catedral más impresionante de finales del siglo XX" y "el mejor edificio de nuestro tiempos". Gehry quería expresar sentimientos mediante objetos tridimensionales y es así como sus torcidas y curvilíneas formas (el sello de Gehry) conectan una serie de volúmenes en una superficie de 24 mil metros cuadrados distribuidos en tres niveles con un total de 20 galerías. De los tres materiales utilizados, piedra caliza, vidrio y titanio, destaca este último ya que recubre casi todo el edificio en forma de escamas de pez, logrando una perfecta armonía con el entorno, especialmente con el río Bilbao junto al cual está erigido, y sin sobrepasar la altura de los edificios colindantes. Una de sus mejores propiedades es cómo la luz se refleja en el titanio dependiendo la hora del día y la estación del año. "Lo importante es quedar satisfecho con la luz. Los reflejos añaden una dimensión que no estaban en los planos ni las maquetas; el edificio se convierte en un ser vivo", dice Gehry. Para hacerse una idea de la construcción, existe una muy buena visita virtual en la página del museo,
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También en el País Vasco, en la provincia de Àlava, específicamente en la localidad de Elciego, se ubica el Hotel Marqués de Riscal, anexo a las bodegas del mismo nombre que datan de 1858 (foto 1). Esta ultramoderna edificación fue reconocida el 2009 por la prestigiosa publicación Conde Nast Traveler como el mejor hotel rural y el mejor spa del mundo (a cargo de la casa francesa Caudalié), gracias al perfecto maridaje entre arquitectura de vanguardia, las construcciones medievales del pueblo y las vistas a los viñedos de La Rioja desde algunas de sus habitaciones. En un comienzo Gehry no estaba muy convencido de involucrarse en un proyecto boutique, sin embargo, tras ser invitado a la bodega y con algunas copas en el cuerpo de un mosto de 1929, año del nacimiento del arquitecto, aceptó. La construcción que parece flotar entre los viñedos, también usa titanio, pero de colores rosa (en referencia vino tinto), oro (la malla que cubre las botellas de Riscal) y plata (la cápsula sobre el tapón de corcho). En total, incluyendo la renovación de la bodega, el proyecto tuvo un costo de setenta millones de euros. Habitaciones desde 290 euros.
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La siguiente edificación se ha convertido en un símbolo de la nueva Praga y encarna la idea de renovación de la ciudad con total integración a la línea arquitectónica de las construcciones junto al río Moldava. Se llama la
Casa Danzante
(foto 2), tuvo un costo de nueve millones de dólares y alberga a las Oficinas Nacionales Holandesas. La originalidad del diseño lo ha hecho muy querido por los praguenses quienes también se refieren a él como Ginger & Fred, ya que la torre de cristal sugiere la imagen de un bailarín que abraza a su dama con un brazo (aunque su sobrenombre es drunk house, la "casa borracha"). Una muy buena idea si va a esta bellísima ciudad es pedir reserva en el restaurante La Perle de Prague, situado en el séptimo piso y con una vista panorámica a la ciudad, el río y al Castillo de Praga.
En su natal Canadá, Gehry se hizo cargo de otro novedoso edificio y un excelente museo situado en Toronto, el AGO (Art Gallery of Ontario) donde más que el exterior de la construcción, destaca su interior, especialmente las sinuosas escaleras en espiral, otro de los rasgos de los proyectos de este arquitecto que además tiene su lado pop. Hace algunas temporadas apareció en un capítulo de Los Simpson y el 2009 diseñó un sombrero para Lady Gaga.
Pero no todo son elogios. "Espectáculo", "opresivo"y "monstruoso" son algunos de los calificativos que reconocidos críticos y colegas han deslizado al referirse a su obra, y en relación a los varios museos y teatros diseñados -específicamente el Walt Disney Concert Hall de Los Angeles, EE.UU.- ciertos críticos se preguntan si el edificio está al servicio del arte o viceversa. Pero Gehry no se detiene. El año pasado inauguró la
Spruce Tower en Manhattan
(foto 3), un rascacielos cuya textura parece de papel corrugado -imperfecto, sinuosos, torturado- recubierto con 10.500 paneles de diversos tamaños, levantado a pocos metros de la zona cero y junto al puente de Brooklyn. Y en Abu Dhabi, se construirá una nueva sede del Guggenheim que, con un costo aproximado de US$ 200 millones, pretende reproducir el fenómeno que tuvo el museo en el País Vasco atrayendo a turistas de todo el mundo, el denominado "efecto Bilbao".
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