Bob Borowicz, el maestro que convirtió en arte la fotografía chilena
Nacido en Polonia, pero chileno de adopción, dedicó su vida a formar a las futuras generaciones de fotógrafos. Falleció a principios de esta semana, a los 87 años.
Borowicz admiraba los momentos fugaces. Esos que no duraban más de un segundo y que, con mucho talento y algo de suerte, inmortalizaba en un click de su cámara. Pero su vida, que terminó a principios de esta semana en Chile, se conformó más bien de largos e intensos períodos. Entre ellos, los años en que impulsó la formación de la fotografía en Chile. Y otros en Europa, mucho más oscuros, que él prefería no recordar.
Maestro de los fotógrafos locales de la segunda mitad del siglo XX, Borowicz nació en 1922, en Pöznan, Polonia. Ahí fue su primer contacto con la fotografía: él era boy scout y le pareció buena idea retratar todo lo que veía. Su madre le regaló una cámara y aprendió a revelar él mismo los negativos. Se convirtió en su propio laboratorio.
En Polonia también vivió la época más difícil de su vida. A los 16 años fue llevado a un campo de concentración y permaneció allí durante cinco años. Cuando salió, todos sus hermanos habían muerto. El se trasladó a Alemania para trabajar como agregado de prensa y decidió que no volvería a Polonia.
Un amigo le comentó que Chile era un país de clima cálido y mujeres lindas. Fue suficiente. Llegó al país en 1951, con una pequeña maleta, un par de camisas y ni una palabra de español. Sabía inglés, así que comenzó a trabajar de fotógrafo en el Instituto Chileno Norteamericano, como retratista de eventos y reuniones sociales. Pero su actividad también le permitió trabajos personales. Fue justamente con una de estas obras, el desnudo de una mujer chilena, con la que ganó el Premio Mundial de Fotografía del Museo de Arte Contemporáneo de Baltimore (1953).
Su estudio, Arlequín, ubicado en la Galería Imperio, se convirtió en visita obligada de la bohenia local. Ahí comenzó su actividad pedagógica, que continuó en lugares como el Foto Cine Club y como impulsor de la mención en fotografía de la carrera de Artes Visuales en la Universidad de Chile. Borowicz se convirtió en uno de los mayores formadores de toda una generación que veía la foto como arte, igual de digna de ser enseñada y expuesta como cualquier otra expresión artística. Entre sus alumnos estuvieron Enrique Zamudio, Juan Domingo Marinello y figuras emergentes, como Margarita Dittborn. "Era muy simpático, tenía sentido del humor y era generoso con sus alumnos", recuerda Elisa Díaz, fotógrafa y profesora del Foto Cine Club, quien fue su alumna en la Universidad de Chile.
Convencido de que la fotografía era más que un mero oficio, sino una forma de vida, Borowicz se desempeñó en casi todos los ámbitos fotográficos, desde periodismo gráfico a la publicidad, y durante décadas retrató a la alta sociedad y a los presidentes. Recorrió Chile elaborando retratos de paisajes y, en los 70, fue reclutado por Editorial Quimantú para retratar la pobreza. Muchas de esas fotografías, aunque reconocidas en su época con muestras y premios, hoy son difíciles de encontrar. Ahora, agrega Elisa Díaz, comienza el trabajo de recuperación: "El tenía todo en su estudio, copiado en papel, y en negativos. Ahora será la oportunidad de recopilar, conservar y difundir su obra".
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