Casa de herrero...
El estupendo seminario sobre "regeneración urbana", donde participó Ken Livingstone, contrasta con la accidentada llegada al suburbano centro de eventos donde tuvo lugar.<br>

TAL COMO lo recita el viejo adagio, en la casa del herrero no siempre están los mejores cuchillos. La sabiduría popular es profunda y me sirve para poner sobre la mesa los dilemas que enfrentamos como sociedad; una que intenta ponerse a tono con los desafíos que la ciudad le presenta y que muchas veces la desconcierta o simplemente la supera.
Tuve la oportunidad de asistir al seminario titulado "Regeneración Urbana", organizado por la Cámara Chilena de la Construcción (CCHC), cuya trayectoria en la organización de estos eventos marca un antes y un después. Han sido estos seminarios de la CCHC los que han marcado la nota alta en los invitados a discutir temas relevantes de ciudad. Hace unos años trajeron a Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, cuando en Chile aún poco se hablaba de su obra. El año pasado fue Enrique Peñalosa, ex alcalde de Bogotá y ejemplo de liderazgo político en lo urbano, con la contrapartida anglosajona de Ricky Burdett, connotado urbanista y académico británico. Este año se mostraba equivalente, con la visita de Ken Livingstone, ex primer alcalde de Londres Metropolitano y de Mike Reason, responsable de la transformación del borde costero de la ciudad australiana de Brisbane.
Las provocativas afirmaciones de Livingstone ciertamente incomodaron a una parte no menor de la audiencia y agregaron un aire especial a un ambiente donde habitualmente hay demasiado acuerdo. Un político que fustiga por parejo el conservadurismo de Thatcher y el deslavado laborismo de Blair. Los años y "carrete" de Ken "El Rojo", como le apodan los "tories" en Inglaterra, le permiten coquetear con lo mejor del Estado y de los privados, así como sentenciar a los políticos ineficaces que nunca han estado a cargo de nada y a los burócratas que él mismo despidió por flojos. Recalcó que sin inversión "innovadora y cautivante", las ciudades están condenadas a la declinación. "Traigan talento al servicio público… Desafíen a los ignorantes burócratas… Balanceen apropiadamente la inversión privada y la pública… No pierdan el tiempo aprobando leyes… Hagan la pega".
A esta altura, y luego del inspiracional discurso de Livingstone, se me había olvidado la accidentada llegada al suburbano centro de eventos donde se realizaba el seminario. Un lugar plagado de tacos, accesos mal resueltos, estacionamientos colapsados y un barrial inaudito, con pasarelas elevadas para poder acceder al recinto. Un escenario tan contrapuesto y contradictorio con la temática de la "regeneración urbana" y con la calidad de los expositores. El subdesarrollo nos pesaba y perseguía con hechos indesmentibles. Se reforzaba el viejo adagio que en casa de herrero, cuchillo de palo. Cuando se elige un tema, unos expositores y se está realmente convencido de la agenda que hay que empujar, el lugar al cual se convoca y su puesta en escena hablan también de esas convicciones. No le achaco, por cierto, la falta a la CCHC, ya que creo que es transversal y compartida. Nos gusta jugar a que somos contemporáneos y que estamos a tono con la OCDE, pero los hechos nos desmienten. Las cosas hay que hacerlas en serio. Ciertamente el cuchillo de Livingstone estaba más afilado que el de nosotros, los dueños de casa.
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