Histórico

Cibeles Madrid Fashion Week: Moda para la crisis

<img height="15" alt="" width="50" border="0" src="http://static.latercera.cl/200811/193770.jpg " /><br /> El Otoño europeo 2009 fue pensado para un público que ya no gasta en excentricidades, pero tampoco quiere aburrirse con los mismos cortes y siluetas de siempre.

Un viernes 13 -día que, para el hemisferio norte, tiene la misma carga negativa que un martes 13 en el sur- fue la arriesgada fecha escogida por los organizadores de Cibeles Madrid Fashion Week para presentar, en plena semana de la moda de Nueva York, un desfile en el Centro de Arte y Tecnología Eyebeam. No se equivocaron. La presentación del modisto Davidelfín, anticipo de lo que se vería en Madrid una semana más tarde, inscribió a la moda española entre las que mejor se adaptan a estos tiempos de crisis económica mundial. La propuesta de Delfín supo interesar a esos hombres y mujeres que ya no están dispuestos a gastar altas cifras de dinero en excentricidades, pero que tampoco quieren aburrirse con los mismos cortes y siluetas de siempre. Pantalones para hombres de tiro muy alto, cuellos cubiertos prácticamente hasta las orejas por tela y femeninos vestidos en los que los flecos y los vuelos adquieren un nuevo sentido, protagonizaron esta colección de riesgo muy medido que fue ampliamente aplaudida.

No es casual que Delfín haya sido escogido por la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) para representar a Cibeles en Manhattan. Se trata de un artista en vías de consagración, que trabajó para Converse, abrió su primer showroom el año 2005 en Madrid y a poco andar se convirtió en uno de los favoritos de la famosa pasarela catalana Bread & Butter. En sus comienzos, este modisto sorprendió al mundo con la osadía de presentar modelos con burkas y sogas al cuello, en plena "guerra contra el terrorismo". Su idea era recalcar que la moda y los vaivenes de la política, la economía y la petit histoire están íntimamente ligados. Ésta es, justamente, la premisa no oficial que rondó tras los desfiles de Cibeles Madrid Fashion Week, entre el 20 y el 24 de febrero. Y cada participante de este evento, que va ya en su versión número 49, lo demostró a su manera.

EL EGO
En esta oportunidad, la pasarela más famosa de España -cuarta en importancia después de Nueva York, Milán y París- incluyó a 55 modistos en 45 desfiles y dos pasarelas (Cibeles y Neptuno), todo un récord de convocatoria que ha llevado a sus gestores a calificar este evento como "el más completo de su historia": en septiembre de 2008, participaron 52 diseñadores distribuidos en 40 desfiles. Claramente, esta feria de moda va in crescendo, con miras a su prometedora edición número 50.
En su noche inaugural, Cibeles presentó el trabajo de un grupo de escogidos de El Ego, espacio de exhibición paralelo a Cibeles que se destina a la moda independiente, de corte más juvenil. En cinco desfiles dobles, 10 promesas de la moda española mostraron cómo creen que deben vestirse los europeos en su próximo otoño. Y su mensaje fue claro: usaron poca tela y pocos colores. Mucha creatividad, con pocos insumos. Mucho estilo, con poco presupuesto.

Mandaron en las pasarelas de Cibeles los vestidos sutilmente sexies, ni sueltos ni ceñidos, que dejan las rodillas a la vista. Además, se privilegiaron el monocromo o el duotono, casi siempre con el negro o el beige como tono base. Fue muy raro ver trajes en los que hubiera más de tres colores, cosa que se interpretó como un llamado a la austeridad. Pero ojo, que ello no fue sinónimo de falta de alegría: los colores de alto impacto y una sana cuota de excentricidad en los diseños aparecieron en desfiles como los de Francis Montecinos y American Pérez.

Sergei Povaguin mezcló el negro con blanco, gris o un amarillo pato levemente oscurecido; Potipoti reactualizó el degradé y se la jugó por una acertada mezcla de lanas y telas livianas en cortes muy juveniles.

Uno de los desfiles más esperados fue el de la diseñadora catalana Toton Comella y su marca TCN, que por primera vez se presentaba en este evento de trascendencia mundial. Hija de los dueños de una boutique en Saint Tropez, Toton hace la lencería y la ropa de baño más vanguardista de España. Y además vende en Francia, Italia, Japón y el Reino Unido.

Otro desfile muy concurrido fue el del gallego José Castro, también debutante en Cibeles pese a contar con un currículo más que nutrido: estudió becado en el Royal College of Art de Londres, trabajó con Alexander McQueen y en el círculo de la prensa especializada europea se habla de él como "el nuevo Galliano". Todo indica que este diseñador, amante de la moda gótica y ambigua, dará mucho que hablar en los próximos meses.

Como era de esperar, en el evento también participaron esos diseñadores españoles que claramente no necesitan de un espacio como éste para darse a conocer, pero de todas maneras lo valoran como una vitrina para mostrar lo suyo al mundo, desde el país que los vio nacer. Muchos de ellos han estado en Cibeles desde sus inicios y se mantienen fieles a esta pasarela que nació en 1985 en una carpa en la Plaza Colón; con mayor razón ahora que muestra claros indicios de internacionalización. Ahí estuvieron los vivos colores de Ágatha Ruiz de la Prada, la pureza de Devota & Lomba, la sensualidad de Jesús del Pozo y una elegante propuesta con aires victorianos de Victorio & Lucchino (firma creada por José Víctor Rodríguez Caro y José Luis Medina del Corral). En su caso, claro, no había para qué buscar ropa adecuada para la crisis. Sabido es que el lujo y la calidad total trasciende a la contingencia.

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