Histórico

¿Con qué reemplazar HidroAysén?

Ante los requerimientos de corto plazo que presenta la matriz energética chilena, el carbón asoma como una de las alternativas más factibles.<BR>

HIDROAYSEN contempla la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en los ríos Baker y Pascua, con una potencia instalada de 2.750 MW. Estos ríos tienen una estabilidad de agua durante todo el año, lo que permitiría que las centrales funcionen muy cerca de su capacidad teórica, entre 80%-90%, con una producción real de 2.350 MW/h.

 Sin embargo, existe una fuerte resistencia ciudadana al proyecto y difícilmente se podrá obviar lo que opina la gente, hecho que pone un manto de dudas sobre las reales posibilidades de implementarlo.

En un escenario optimista, el proyecto podría entrar en funcionamiento después del año 2020. Pero lo más probable es que las dilaciones políticas, civiles y legales terminen por demorar su puesta en marcha. Ante una probable ausencia de HidroAysén, ¿con qué reemplazaríamos la cantidad de energía que los embalses patagónicos podrían entregarle al país?

La matriz chilena requiere pasar de una potencia instalada de 15.000 MW a una cifra que debe superar los 22.000 MW para el año 2020. Ante estos requerimientos perentorios, el carbón asoma como una de las alternativas factibles, ya que es un insumo de amplia disponibilidad en el mundo. Teniendo en cuenta que el factor de planta de tales centrales no depende del sol ni del viento, se puede conseguir entonces un funcionamiento de alrededor del 90%. A modo de ejemplo, para contar con la tercera parte de la potencia que será necesario instalar durante la presente década -unos 2.350 MW- se requerirían nueve centrales a carbón de 300 MW de potencia instalada cada una, con una producción efectiva de 270 MW/h cada una. Plantas que ocuparían un espacio total de aproximadamente 1.800 hectáreas, con un costo promedio de producción de US$ 81 el MW/h.

En cambio, la energía eólica no puede ser utilizada como única fuente de producción eléctrica debido a la falta de seguridad en la existencia de viento. Para salvar los "valles" en la producción eólica, es indispensable un respaldo de las energías convencionales. En Europa y EEUU se utilizan como respaldo las centrales térmicas a carbón. Un parque eólico de tamaño corriente con 30 molinos de 1 MW cada uno tiene una capacidad instalada de 30 MW. Pero este parque sólo podrá generar un 20% del tiempo, lo que equivale a unos 6 MW/h de producción real.

Por lo tanto, para generar los 2.350 MW se necesitarían 392 parques eólicos, con un total de 11.760 molinos de viento. Este sistema barrería el espacio aéreo de las aves migratorias, estropeando el paisaje en 392 cumbres de cerros cercanos al mar. Y todo aquello a un costo que es 60% superior al de una térmica a carbón.

En cuanto a la energía solar, es una de las fuentes más caras para producir electricidad. Actualmente, para generar los 2.350 MW se necesitarían unos 35 parques solares, con un total de 102 millones de paneles fotovoltaicos, ocupando cerca de 35.000 hectáreas en el desierto. Lo prudente aquí es comenzar con escalas menores hasta que mejoren las tecnologías y los costos en las próximas dos décadas.

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