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Conocer al padre biológico no es perjudicial para los niños

De acuerdo a dos investigaciones, los niños nacidos por un donante de semen pueden conocer a su padre biológico sin que esto afecte su salud mental.

Si en el 2010 vio la película The Kids Are All Right, en la que dos adolescentes criados por una pareja de lesbianas deciden conocer a su padre biológico, se preguntará si esa experiencia dejaría alguna cicatriz psicológica.

Quizás no, según dos nuevos estudios publicados en la revista Human Reproduction que demuestran que la nueva relación no afecta la salud mental de los niños y que hasta suele ser una experiencia positiva para el padre donante, que a menudo se interesa por sus hijos.

"Existe debate sobre el efecto psicológico, en especial durante la adolescencia, que puede tener en los niños haber sido concebidos con semen de un donante conocido o no", dijo a Reuters Health el doctor Henny Bos, de la Universidad de Amsterdam, en Holanda.

El equipo de Bos realizó un estudio sobre 78 adolescentes de madres lesbianas concebidos por inseminación artificial y seguidos desde el nacimiento dentro del estudio llamado National Longitudinal Lesbian Family Study, de Estados Unidos.

Un tercio de los padres biológicos eran cercanos a las familias. Un poco más permanecieron anónimos, mientras que la identidad de 18 se podía dar a conocer cuando los hijos cumplieran 18 años.

Según cuestionarios y entrevistas con los niños a los 10 y 17 años de edad, el equipo no halló diferencias en salud mental, como problemas sociales o de atención, depresión o ansiedad, entre los grupos.

Bos dijo que los patrones conductuales en los adolescentes eran similares a los registrados en estudios sobre hijos de familias heterosexuales.

La mayoría de los niños con padre donante anónimo, pero que luego pudieron conocerlo, dijo que querían hacerlo y, según el segundo estudio publicado, los padres donantes aceptaron con gusto ese contacto: a pesar del anonimato de la donación original, ocho de cada 10 madres y padres biológicos quieren seguir en contacto con su hijo.

Los 23 donantes de semen y óvulos en ese estudio que se habían reunido con sus hijos biológicos dijeron que había sido una buena experiencia. De hecho, la mayoría veía a su hijo regularmente.

"El otro hallazgo interesante fue cómo el contacto no se limitaba al donante y al hijo, sino que a veces incluía a otros integrantes de la familia", dijo la autora principal, doctora Vasanti Jadva, de la University of Cambridge en el Reino Unido.

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