Crítica de cine: Lazos de sangre
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Al fin se estrena a la que podríamos denominar "el patito feo" de las películas que este año estuvieron nominadas al Oscar. Y en ese sentido, Lazos de sangre es todo lo opuesto que representa El discurso del rey.
Lazos de sangre es la segunda película de su directora, Debra Granik, una cineasta curtida en el mundo del cine independiente norteamericano. Claramente, sus raíces quedan al descubierto en este drama que se nutre justamente de esa mirada, tan ajena a los estándares industriales a los que Hollywood nos tiene acostumbrados. Porque esta cinta, basada en la novela de Daniel Wodrell, es dura, tensa, sucia, pero también fascinante por el naturalismo con que la directora plasma sus imágenes.
Ree Dolly (la potente Jennifer Lawrence, nominada al Oscar) es una chiquilla de 17 años que debe hacerse cargo de su depresiva madre enferma y de sus dos hermanos pequeños en una olvidada localidad rural de Missouri. Corta leña y caza animalejos para alimentar apenas a su clan. La tarea es dura, al igual que su carácter. Para más remate, su entorno es un escenario rural con la peor escala social norteamericana, poblado de basura blanca y hillbillies (blancos pobres de las montañas). La idea de Ree es ubicar a su padre ausente, un tipo vago, conocido en el lugar por cocinar metadona. Porque todo sufre un vuelco cuando el sheriff local le indica que si el padre no se presenta al juzgado, su casa pasaría a ser hipotecada. Grave dilema.
A partir de ahí, nuestra sufrida heroína adolescente vivirá una investigación extrema en busca de la verdad sobre su padre desaparecido, en donde se involucrará con la brutal comunidad local, entre vecinos y familiares que esconden, por distintos motivos, secretos en torno a él. Será su tío vago y drogadicto (John Hawkes), quien a regañadientes le ayudará a desentrañar los hechos y a encontrar un muy necesario chispazo de esperanza.
Tal como sucediera el año pasado con la similar Frozen river, en Lazos de sangre, Granik articula con maestría una cinta que mezcla el thriller y el cine negro con el drama social de manera angustiante, muy naturalista, y que acentúa lo peor y más pobre de una capa de la sociedad norteamericana que muy pocas veces se ve en el cine. En ese sentido es notable, por ejemplo, la secuencia donde Ree, para tratar de salvar a su familia, trata de alistarse en el Ejército como último recurso, como vía de escape. Pero es inútil.
En ese sentido, la cinematografía de la cinta es fundamental. La pobreza se palpa: escenarios derruidos, perros vagos por todos lados, suciedad y personajes casi olvidados por la sociedad. Porque más allá de su drama, la película es una feroz descripción sociológica que escarba en lo más amargo de Norteamérica. Y muy pocas películas logran dar con ese tono y mostrar una realidad con esos cojones.
LAZOS DE SANGRE
Dirigida por Debra Granik.
Con Jennifer Lawrence, John Hawkes, Lauren Sweetser, Garret Dillahunt, Dale Dickey.
Género: Drama. EE.UU., 2010.
Duración: 100 minutos.
Mayores de 14 años.
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