Histórico

Crítica de cine: Sherlock Holmes

Aquí la puesta en escena y la caracterización están por encima de aquello que se cuenta, y no al servicio del relato. Un vampirismo fílmico que transforma a Sherlock Holmes en una figura vacía y transfigurada.

Es 1891, en Londres,  Sherlock Holmes y su compañero, el doctor John Watson, logran detener un sacrificio humano conducido por un archicriminal llamado Lord Blackwood (Mark Strong). Blackwood es llevado a juicio, se lo condena a  muerte y es ahorcado. Pero la investigación parece indicar que sigue vivo.


No es particularmente sorpresivo que al director Guy Ritchie (Juegos, trampas y dos armas humeantes) le encarguen esta adaptación del detective más famoso del mundo, ni que la trama tenga poco que ver con las novelas y cuentos que escribió Arthur Conan Doyle. No es para alarmarse, puesto que un par de estupendas películas, de distinto tono, ya hicieron lo mismo en el pasado: la melancólica La vida privada de Sherlock Holmes (1970), de Billy Wilder, que se enfrentaba al mito homosexual de la amistad entre Holmes y Watson, y El secreto de la pirámide (1985), de Barry Levinson, que especulaba sobre el origen de esa amistad en un internado.

Guy Ritchie, sin embargo, en lugar de ser un director que adapta al personaje, prefiere que el personaje se adapte al director. El relato, de hecho, se ahoga en la marejada de tics de cine publicitario propio de sus filmes. Pero lo peor es cuando Holmes recrea secuencias de películas anteriores de Ritchie. Sólo eso explica que el flemático Sherlock esté de torso desnudo, dando patadas en cámara lenta, como un personaje de Snatch, cerdos y diamantes, o hable a toda velocidad, igual que si estuviera en RocknRolla. Algo similar ocurre con Robert Downey Jr., que hace encajar el personaje en sus propios manierismos y comportamiento histérico-genial, una especie de variación del "Chaplin" que interpretó para Richard Attenborough. 

Con esto sólo se deja de lado lo más propio del personaje original (su concentrada capacidad analítica). Ritchie tampoco intenta indagar en su lado más oscuro: su adicción a la droga.

Aquí se trata de establecer que la forma, el estilo, la puesta en escena y la caracterización están por encima de aquello que se cuenta, y no al servicio del relato. Una especie de vampirismo fílmico que para algunos puede verse muy atractivo en pantalla, pero que transforma a Sherlock Holmes en una figura vacía y transfigurada.

Director: Guy Ritchie.
Reparto:  Robert Downey Jr. Jude Law, Rachel McAdams, Mark Strong.
País y Año de Producción: Estados Unidos, 2009.
Género: Acción.
Sitio Oficial: http://sherlock-holmes-movie.warnerbros.com/
Duración: 128 minutos
Calificación: Todo espectador

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