Cronología de un suicidio: obra de Sarah Kane llega al GAM
Mañana debuta El amor de Fedra, la reescritura del mito griego, dirigida por Francisco Krebs. Paola Volpato encarna a una mujer que se quita la vida por un amor no correspondido.

La encontraron con los pies suspendidos a poco menos de un metro de altura. Ya había intentado quitarse la vida antes de ingresar al Maudsley Hospital de Londres, en enero de 1999, donde escribió para intentar frenar sus impulsos. Pero tras rematar Psicosis 4:48, el monólogo con que advertiría de su muerte, Sarah Kane volvió a cometer el mismo error: 150 antidepresivos y 50 somníferos flotando en su estómago, no fueron suficientes para acabar consigo misma. Ese 20 de febrero, sin embargo, y mientras estuvo sola algunas horas en su habitación del King’s College, dio con ese par de cordones que aliviaron su dolor sin derramar ni una gota de sangre. Acababa de cumplir 28 años.
Se suele decir que ese texto, titulado con la hora en que más suicidios se cometen en el mundo y cuando acaba el efecto de los fármacos, fue su último grito desesperado. Pero la joven británica, hija de dos periodistas del Daily Mirror y una de las más representadas y traducidas en Europa en los últimos años, ya había revelado su fragilidad: en 1996, a un año de estrenar Devastados y desatar el escándalo -cuando incluso Edward Bond y el Premio Nobel de Literatura 2005, Harold Pinter, le defendieron públicamente-, Kane mostró la segunda de las cinco obras que dejaría tras su muerte.
Se trataba, en realidad, de la reescritura de un mito. El de Fedra, la princesa cretense raptada por Teseo que termina enamorándose de Hipólito, su hijastro. Pero su amor no es correspondido, y antes de suicidarse, deja una carta inculpándolo de haberla violado. “No es casual que ella haya elegido este y no otro mito”, dice Francisco Krebs (La U.P, Santiago High Tech), director de la versión de El amor de Fedra que mañana debuta en el GAM.
Krebs (1979) conoció su obra cuando ella acababa de morir, y recién en 2005, Alfredo Castro la dio a conocer en Chile con su versión de Psicosis 4:48, protagonizada por Claudia Di Girolamo. “Aún estaba en la escuela de teatro, y Enzo Cozzi, quien era mi profesor, venía llegando de Europa con varios textos del In-yer-face, el movimiento inglés de los 80, bajo el brazo. De Ravenhill, Neilson y una tal Sarah Kane”, cuenta. Entre ellos, estaba su adaptación del mito griego, antes recogido por Eurípides, Séneca, Racine y Miguel de Unamuno. Pero ella había ido más allá: cuando supo que la obra debutaría en el Gate Theatre de Londres, quiso dirigirla y deshacer el mito hasta convertirlo en una crítica a la monarquía. “A diferencia de otras versiones, Hipólito, quien originalmente resulta ser el héroe, para ella no es más que un símbolo de esa estirpe poderosa y viciosa”, dice Krebs.
Al inicio, Kane anota: “Hipólito (encarnado por Felipe Zepeda) está sentado en una habitación en penumbra, viendo la televisión. Está tumbado en un sofá rodeado de juguetes electrónicos caros, bolsas vacías de patatas fritas y golosinas, y un puñado de calcetines y calzoncillos usados. Está comiendo una hamburguesa, con la mirada fija en el parpadeo luminoso de una película de Hollywood”. Luego, se masturba. Esta versión, con Paola Volpato, Rodrigo Soto, Daniela Ramírez, Freddy Araya y Juan Pablo Miranda en su elenco, “tiene referencias muy claras a la corona y las cúpulas universales: un palacio, un automóvil de lujo y otras excentricidades”, cuenta Krebs, “es el escenario moderno ideal para que ocurra la tragedia”.
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