En medio del escándalo por el uso de un jet brasileño en la campaña presidencial de 2013 de Marco Enríquez-Ominami que no figura en la declaración del Servel, esta semana el ex presidente Sebastián Piñera recordó una anécdota que le ocurrió previo al inicio del proceso electoral del 2009.

De gira en Tirúa, Piñera recibió el llamado de su hija Cecilia, quien le avisó que al día siguiente daría a luz a su primera hija, Antonia. Entonces comenzó la búsqueda de Piñera por encontrar un avión que lo llevara lo antes posible a Santiago.  Fue así que terminó llamando a miembros de la familia Cueto, controladores de la empresa LAN, quienes le dijeron que no se preocupara,  pues tenían una aeronave estacionada en Concepción.

Esa noche Piñera se trasladó a la capital de la Octava Región con la intención de dormir temprano y partir a primera hora del día siguiente, pero no pudo descansar. En la habitación contigua a la suya, alguien hablaba a un volumen muy alto. Al golpear la puerta, se dio cuenta que era Marco Enríquez-Ominami. Ambos se quedaron conversando. El ex Mandatario le contó sobre el nacimiento de su nieta Antonia y que debería volar de urgencia  a Santiago.

Enríquez-Ominami le comentó que el seguiría su gira de campaña por Valdivia y que estaba tranquilo, pues dispondría de un avión que le había facilitado Esperanza Cueto, esposa de su entonces jefe de campaña, el empresario  Max Marambio.

Al día siguiente, muy temprano, Piñera tomó el avión a Santiago para reunirse con su familia. Mientras, Marco Enríquez-Ominami, se preparaba para salir rumbo a Valdivia. Sin embargo, al llegar al aeropuerto Carriel Sur, se encontró con la sorpresa de  que su aeronave ya no estaba: iba rumbo a Santiago con Piñera a bordo.