Histórico

Eduardo Paes Alcalde de Río de Janeiro: "No hay denuncias de corrupción contra las obras de los JJ.OO"

En entrevista con La Tercera, el alcalde de Río y miembro del PMDB, señaló que lo único que falta por terminar para los JJ.OO de agosto es el velódromo.

Su conglomerado político, el  Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), abandonó recientemente al gobierno de Dilma Rousseff pero Eduardo Paes, alcalde de Río de Janeiro, siempre se manifestó contra el impeachment. El preferiría hablar más de ‘su’ ciudad y los Juegos Olímpicos que acogerá dentro de cuatro meses, pero la crisis política que azota a Brasil se lo impide, sobre todo porque es un hombre destacado de su partido que suena incluso como presidenciable de cara a 2018.

Además, su nombre ha aparecido recientemente en una planilla de donaciones económicas de una de las empresas investigadas por el caso Lava Jato, y una charla informal con Lula filtrada a los medios le generó numerosas críticas. No obstante, mantiene el apoyo de los cariocas gracias a su intensa actividad para transformar la ciudad olímpica y a un carisma que le sirve para caer bien a casi todo el mundo.

¿Por qué aparece su nombre con el apodo ‘Nerviosito’ en una lista con valores de transferencias de la constructora Odebrecht divulgada por los jueces de la Operación Lava Jato?

Se trata de las donaciones electorales realizadas dentro de la ley. No hay ninguna irregularidad en ellas. Pero sí me llaman ‘Nerviosito’, mejor eso que ‘pasivo’ o ‘cariñoso’, porque significa que soy duro, que les doy bronca. Por eso en Río de Janeiro las obras de los Juegos Olímpicos se han realizado a buen ritmo.

¿No debe preocupar que las grandes empresas del caso Lava Jato se hayan ocupado de gran parte de la ciudad olímpica?

No, porque esas son las grandes empresas brasileñas. Llevamos dos años desde que se inició la Operación Lava Jato y no hay denuncias contra obras olímpicas. Que se paguen o no se paguen sobornos depende del cliente y si en Petrobras se pagaban, aquí no lo hemos hecho. No sé si lo van a continuar siendo, pero Odebrecht, Galvao, Andrade Gutierrez, etc., son las grandes empresas del país y es normal que estén no sólo en las principales obras de la ciudad, sino de todo el país.

Usted no estuvo de acuerdo con la postura del PMDB de respaldar el juicio político contra Dilma.

Yo no creo que las maniobras fiscales sean suficientes para que la Presidenta caiga y si eso sucede, será negativo para la democracia. El impeachment no es normal y se están llevando a cabo unas exageraciones importantes. Pero yo ya hice en su día un esfuerzo por intentar evitar el impeachment y ahora prefiero mantenerme alejado de la política de Brasilia y centrarme en mi ciudad. Pero lamento mucho lo que sucede.

Usted es buen amigo del ex Presidente Lula, acusado de corrupción, y una conversación telefónica filtrada recientemente entre usted le generó bastantes críticas.

No entiendo por qué no puedo ser su amigo. Si Lula ha cometido algún pecado, que sea castigado, pero todavía no ha sido culpado de nada. Lula fue un gran Presidente de Brasil y me ayudó mucho como alcalde. Si algún día es preso no podré hablar con él, pero mientras tanto, no sé por qué se te puede acusar por hablar con otra persona.

Parece bastante desencantado de la política brasileña.

Lo que veo últimamente me aleja de Brasilia. Veo una política nacional desaliñada. La política es, para mí, el arte de buscar consensos, a veces cediendo más, otras menos. Pero en Brasilia la política se ha convertido en el arte del disenso y eso denota una falta de madurez.

¿Se ve allí, en Brasilia, como Presidente en 2018?

No, no, yo no pienso en eso. Adoro ser alcalde de Río, si pudiese continuaba siéndolo toda mi vida, porque ese era mi sueño.

¿Cómo está la agenda de la ciudad de cara a los JJ.OO.? 

Estamos yendo muy bien. Desde el día que surgió la oportunidad de ser sede de los Juegos Olímpicos tuvimos el desafío de usarlos para cambiar la ciudad. Da mucho trabajo pero es placentero. En los últimos años, con la crisis, se ha hecho más duro porque en el país y en el estado de Río nos cargan más peso sobre nuestras espaldas, tenemos que conducir algunos procesos más solos. En cuanto a las obras, lo único que falta por terminar es el velódromo.

Los desalojos de favelas han sido la principal polémica que ha tenido que afrontar. Unas 65.000 personas han tenido que dejar sus casas allí o en áreas deprimidas de la ciudad, según un estudio de la Universidad Federal Fluminense.

Ese número no es verdad y vincular todos los desalojos al Mundial y a los Juegos Olímpicos no tiene sentido. Donde hemos llevado a cabo reasentamientos, hemos compensado con indemnizaciones o trasladando a las familias cerca de sus residencias en complejos residenciales.

La llamada pacificación de las favelas (sustitución de los narcos por policía permanente) no ha resultado tan efectiva como parecía. ¿Ha perdido la ciudad la ocasión de utilizar los JJ.OO para convertirse en un lugar más seguro?

La violencia es una gran llaga no sólo de Río de Janeiro, sino de todo el país. No es responsabilidad directa del Ayuntamiento, pero lo cierto es que la situación ha mejorado, con una reducción efectiva del número de homicidios, que es un índice muy importante. Desde luego, podría estar mucho mejor, pero no lo vemos como un desafío olímpico porque sabemos que los eventos se celebran con seguridad y es un reto va mucho más allá de los Juegos.

La desigualdad de la ciudad ayuda a generar esa violencia, ¿no cree?

Tengo una lectura un poco diferente al respecto. Aunque la desigualdad ayuda, conozco lugares más injustos y desiguales y al mismo tiempo más seguros. Es un prejuicio vincular pobreza a violencia porque no todo el que es pobre se dedica a ser violento. La acción policial, la corrupción en la policía y cierto sentimiento de impunidad, a mi modo de ver, alimentan más la inseguridad.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE