Alexis Sánchez toca la pelota y los cinco mil hinchas que asistieron a la primera práctica abierta que la Selección realiza en Chile bajo la conducción de Jorge Sampaoli se entuasiasman. La estrella de Arsenal es el favorito del público, compuesto mayoritariamente por estudiantes y niños. Algunos de ellos, incluso, lucen sus uniformes escolares. Otros, la camiseta de Arsenal. Y la mayoría, por cierto, algún distintivo de la Roja.

La hinchada es distinta, incluso, a la que suele asistir a los partidos de la Selección. En Ñuñoa no se escuchan cánticos, pero sí uno que otro chillido de alguna quinceañera, Jorge Valdivia y Gary Medel completan el podio de los más queridos. El Mago, con su expresividad habitual, fue el primero en saludar a los fanáticos con un divertido gesto.

No hubo excesos. Apenas se produjo una invasión de un niño antes de que los jugadores ingresaran al campo. El pequeño se tomó fotos con algunos integrantes del cuerpo técnico y se llevó un preciado tesoro: la firma del técnico de la Roja.

El comportamiento hubiese sido perfecto si uno de los balones que cayó sobre la tribuna Andes en un ejercicio volvía a la cancha. Los seleccionados esperaron durante algunos minutos su retorno, pero no hubo caso. Tuvieron que retomar el trabajo con una pelota menos.

El calor los afectó a todos. En el Estadio Nacional la temperatura bordeaba los 27 grados, un registro que, seguramente, conspiró en contra de una asistencia mayor, pues se esperaba al doble de simpatizantes. Sampaoli, al borde de la cancha, buscaba hidratarse con una botella de agua.

La sesión terminó después de una hora y 45 minutos. Carabineros tuvo que lidiar con los más entusiastas para evitar que fueran impactados por los automóviles de los futbolistas que dejaban el recinto. No hubo incidentes y el último campeón de América cumplió su objetivo: se acercó a la gente. Fue, más que nunca, la Roja de Todos.