El dinero, el gran tabú de las parejas chilenas
<img height="21" alt="" width="94" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200811/193348.jpg" /> <br /> Los matrimonios no hablan de plata, dicen los especialistas, y es un tema incluso más incomódo que el sexo.

¿Cuál cree usted que es el tema más peliagudo en una relación de pareja? Si está pensando en el sexo, se equivoca. Según sicólogos y siquiatras, el verdadero tabú entre hombre y mujer es la plata. Es el asunto menos conversado, el que más ronchas saca y, según los especialistas, son escasísimos los casos en que la pareja llega a terapia explicitando que tienen un problema en ese tema. Pero basta que el especialista comience a indagar cuánto gastan, cuánto aporta cada uno a la casa y qué piensan sobre cómo están manejando las finanzas, para que hombres y mujeres se muevan incómodos en su asiento. Mucho más que cuando se les pregunta de sexo.
"Las parejas chilenas no hablan de plata", concuerdan las sicólogas Ana María Arón (UC) y Macarena Lupar (UDD). Pese a que el tablero de las finanzas se dio vuelta en 180 grados desde que la mujer ingresó al trabajo y que con ello cambiaron para siempre las relaciones de poder en torno al dinero, el silencio continúa imperando. ¿Por qué? La sicoanalista argentina Clara Coria, autora del libro "El sexo oculto del dinero", sostiene que hay raíces históricas que lo explican: "Desde los tiempos de la Biblia se sabe que las únicas que le ponen precio al amor son las prostitutas; hablar de plata con el marido es rebajarse", escribe. Pero más allá de estos resabios, dice que la nueva batalla de las mujeres de la modernidad es que ahora ellas puedan decidir cómo gastarla.
Por ser un tema tabú, no es raro que los especialistas reciban parejas que traen "camuflado" el conflicto financiero. Como el caso de una mujer que llegó porque no podía tener sexo con su pareja. Después de muchas sesiones, la sicóloga Lupar se dio cuenta de que el problema era ocasionado por un tema financiero. La esposa se había enterado de que su marido tenía varios cheques protestados y ella, que lo veía como su protector, sintió que al ocultarle el hecho había arrasado con su confianza y, de paso, con su libido. Cuando las confianzas financieras se quiebran, "es como superar una infidelidad", dice la terapeuta.
El psicoanálisis lo dicta: el manejo del dinero es la mejor metáfora para descifrar cómo se encuentra una pareja. Los acuerdos a que se llegan en este ámbito muestran los acuerdos a que pueden llegar en todas las áreas de la convivencia. Según una investigación estadounidense, el dinero es la primera causa de pelea, antes que la infidelidad, los hijos, el alcohol o la religión.
POR QUÉ PELEAMOS POR PLATA
1. Todo es un asunto de poder
El dinero simboliza dos cosas: por un lado es la herramienta para construir un proyecto común y, por otro, quien maneja el dinero es quien tiene el poder.
Algo que sabe Camila (37, diseñadora), quien hace pocos años acordó con Sebastián (37, ingeniero comercial) que ella dejaría de trabajar para dedicarse a los tres niños. "Si él quiere comprar algo, no pregunta. En cambio, a mí me llama para interrogarme cada vez que gasto más de $ 100.000, pese a que todo lo que compro es para la casa. El puede cambiar el auto sin ni siquiera conversarlo, yo no". Hoy ella siente que como es él quien gana la plata, no hay mucho qué hacer y reflexiona que por lo único que le gustaría volver a trabajar, sería para tener la libertad de decidir qué hacer con lo suyo.
"Si pierdes el control del dinero, pierdes el poder", dice la siquiatra inglesa Donna Laikind, porque finalmente quien administra el dinero es quien toma las decisiones de dónde vamos a vivir, a qué colegios irán los niños, cómo será la vejez.
2. Hombres y mujeres: gastan y piensan distinto
Hay un solo ítem, al hablar de dinero, en que hombres y mujeres coinciden: que da seguridad y libertad. En el resto, según un estudio de la Fed. Bancaria Europea, difieren.
Así, ellas prefieren gastar en lo estético y en la casa, y ellos privilegian los objetos que sean signos externos de poder. Y también difieren en las percepciones de la prosperidad familiar. Un estudio -que analizó más de 33 mil casos- del economista Jay Zagorsky, de la U. de Ohio, concluyó que los maridos tienden a pensar que los ingresos y el bienestar familiar obtenido es superior de lo que perciben sus esposas. Y al revés: ellas creen que el nivel de deudas de la familia es mayor de lo que percibe su pareja. Es decir, los hombres ven el vaso medio lleno y ellas, medio vacío.
3. Al ritmo de la economía global
Un estudio de la empresa separadosdechile.cl analizó 2.600 consultas -recibidas entre septiembre de 2008 y febrero de 2009- de personas en proceso de divorcio. La investigación sobre las causas del quiebre reveló que si hasta agosto de 2008 sólo el 20% de los casos adujo "problemas financieros" (un 60% era por infidelidad), desde septiembre pasado las razones económicas subieron a más del doble: 50%. Según el estudio de Zagorsky, en EE.UU. se detectó que en el período 1994-1996, en que hubo mayor circulante, las peleas matrimoniales por dinero cayeron en un 7%. El economista señala que a mayor ingreso de una familia, decaen los conflictos por el tema.
LOS PUNTOS DE QUIEBRE
Precisamente porque hoy ella trabaja, los conflictos que enfrentan las parejas respecto al dinero han cambiado radicalmente, sostienen los sicólogos. En el pasado, cuando sólo el hombre era proveedor, la cancha estaba más rayada: el ganaba el dinero, administraba y tomaba las decisiones. Según los expertos, los principales dilemas de las parejas chilenas son:
1. "No sé cuánto gana"
Aunque suene extraño, es común verlo en la consulta, dicen los sicólogos. Son hombres y mujeres que comparten los gastos, pero no tienen idea de cuál es el verdadero ingreso de su pareja. Según la sicóloga Lucar, ello sorprende, sobre todo en parejas que son muy abiertas, donde hay gran confianza, pero no quieren por nada del mundo que el cónyugue pase más allá de la cuenta corriente.
Según un estudio de la universidad de Ohio, cerca del 30% de las parejas tienen una idea equivocada de cuáles son sus ingresos familiares al año. Algunos piensan que reciben más plata, otros menos. Esto obedece a la mala comunicación entre ellos o a que los hombres mienten abiertamente sobre sus ingresos.
2. Quién paga qué
El caso de Carmen y Rolando, ambos profesionales, es ejemplificador para lo que sostiene Bernard Prieur, sicólogo francés y autor del libro "Dinero y Pareja". Como ambos trabajan, suman todas las cuentas y dividen los gastos por la mitad. Pero Rolando gana 2/3 más que ella, por lo que él puede almorzar con los amigos y nunca está estrecho de plata. Ella apenas llega a fin de mes. Hasta que un día Carmen dijo: "Pagar las cuentas no es mi problema, es nuestro problema".
La tesis de Prieur es que las parejas deben aspirar a una mayor equidad y no a una igualdad, que por razones de mercado no existe. Propone que las parejas abran una cuenta donde cada uno aporte el mismo porcentaje de sus ingresos: el 100% o el 50% de cada uno, si hay mayor holgura. Así no se desfinanciará los ingresos de ningún miembro de la pareja y ambos tendrán grados de libertad.
3. Gastamos a escondidas
Hombres y mujeres compran a escondidas de sus parejas, algunos tienen cuentas corrientes secretas y son pocos los que comparten con el otro la clave del banco. En el caso de los hombres, les molesta que ellas hoy tengan poder de opinión sobre sus gastos, algo que en el pasado no ocurría. Por eso, dicen los especialistas, se pueden sentir pasados a llevar y recuperan su libertad comprando lo que quieren, aunque ellas no estén de acuerdo.
4. Ganaré poco, pero tengo el control
María Paz (33, sicóloga) ganaba el doble que su marido, Marcelo (35, ingeniero civil), pero él era quien administraba la plata. Y aunque compartían gastos, cuando él comenzó a cuestionar sus compras de ropa, ella le pidió que no pusiera más plata para la casa, a excepción de los colegios. "Ese fue el primer aviso; el segundo fue pedirle que se fuera de la casa", cuenta María Paz. Según la sicóloga Ana María Arón, este era un caso donde él buscaba justificar su masculinidad. "A él le avergonzaba que ella ganara más, y se justificaba diciendo: tú ganas, perfecto, pero no la gastas". Son hombres que de niños vieron a su padre como único proveedor y administrador, y les cuesta estar con una mujer con independencia económica.
5. Ella gana mucho más que yo
Aunque todavía son casos aislados, cada vez se ve más en la consulta el conflicto de relaciones que se desata cuando ella gana más que él. Pero los especialistas sostienen que no sólo es complejo para él. También para ella. "Muchas veces la mujer se siente con el derecho a tomar decisiones financieras, porque gana más que el hombre. Ello redunda en la autoestima de él, pero también hay casos donde el machismo persiste en ella. Entonces comienzan las descalificaciones porque, ante sus ojos, el marido deja de ser valioso, ya que perdió el rol de principal proveedor que socialmente le corresponde", explica Víctor Carvajal, sicólogo del Instituto Neuropsiquiátrico.
6. La otra familia
Cuando existen hijos de matrimonios o de relaciones anteriores, el foco de conflicto se traslada hacia los gastos que se destinan a esa otra casa. "Me dio rabia que me pusiera el gorro. Me dio rabia que tuviera un hijo por otro lado y no me contara hasta después de un año, pero lo que más me dolió fue que le diera $ 70 mil mensuales a ese hijo, una plata que nunca les ha dado a mis niñitas", dice Sandra (37), peluquera. Los celos y cómo administrar los fondos para esos otros hijos es un tema cada vez más común, dicen los terapeutas. El principal foco de conflicto, además de que parte de los ingresos se van hacia otra casa, es que lo usual es que el padre de esos hijos no deja que su pareja intervenga u opine en el tema.
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