Histórico

Este es el culpable de los quintos Juegos de Érika Olivera

Claudio Ávila era rival de la maratonista, pero en 2010 todo cambió. "<b>Trabajar con ella es muy fácil</b>", asegura.

Muchos podrían creer que la labor de entrenar a la mejor fondista de Chile es una tarea complicada, pero no: "¡Trabajar con Érika es muy fácil!". De esta manera, con indisimulado entusiasmo, explica Claudio Ávila (profesor de la carrera de Educación Física en la Universidad de Los Lagos) cómo ha sido para él acompañar a Érika Olivera en durante último tramo de la carrera deportiva. Cuenta que fue en 2010, en la preparación para los Juegos Panamericanos de Guadalajara, cuando ella decidió ser adiestrada oficialmente por él.

Eso sí, el primer acercamiento entre Ávila y Olivera fue en 2003, cuando ambos participaban en el proceso clasificatorio para los Juegos Panamericanos de Santo Domingo. "Nos conocimos siendo rivales. Yo preparaba a Luz Eliana Silva y el técnico de Érika era Ricardo Opazo", recuerda el adiestrador. De esa experiencia ambas terminaron clasificadas, pero Olivera se quedó con el bronce.

De ahí en adelante las conversaciones se hicieron cada vez más constantes entre ellos y, como en el atletismo todos se conocen, entre Claudio y Érika siempre hubo una buena comunicación.

El puertomontino, que recibió a Olivera a los 34 años, en la etapa que suponía ser el final de su carrera, explica las dos cualidades que más le impactaron de ella: "Lo primero fue su disciplina, que es tremenda. Su claridad para lograr los objetivos es lo que la ha llevado a donde está. Lo otro fue su fortaleza muscular, porque ella tiene un porcentaje muy alto de músculos, por eso es que se lesiona poco y ha resistido tanto tiempo corriendo".

Su primera gran anécdota con la recoletana lo refleja todo. "Nuestra primera concentración juntos fue en Guadalajara, en los Panamericanos. Ahí tuvimos que hacer un control de 25 kilómetros, estábamos en Ciudad de México y en el lugar que entrenábamos sólo había un espacio de 1,2 kilómetros para correr. Yo no quería que lo hiciera ahí. ¡Imagina el estrés que puede producir hacerlo en ese espacio! Y ella lo hizo sin problemas", cuenta el docente.

En el desafío para clasificar a Río, debieron planificar mucho la esquiva marca, que se consiguió el año pasado en Viña del Mar, después de dos intentos. "Llegamos allí con muchas aprensiones, porque era un circuito que no conocíamos. Pensamos que lo íbamos a lograr, pero al final, por un error en la medición del circuito, fallamos. Pasaron tres días y ella ya estaba pensando en el nuevo maratón".

El trato supera la relación entre entrenador y alumna. "Somos muy socios. Entrena a distancia y a veces conmigo, pero entiende todo, porque también es entrenadora nivel 3 de la IAAF", dice. Por eso es que confía en que ahora, en sus quintos Juegos Olímpicos, será la abanderada: "La historia de Érika es una historia de logros. Si llegó a los 40 años compitiendo, no es por ir a pasear. Sabe que es Érika Olivera, lo que representa y no querrá defraudar a nadie".

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