Solo media hora después de que comenzara el cierre de las primeras mesas de votación, la plataforma online del Servicio Electoral (Servel) ya daba inicio a la entrega oficial de resultados de la segunda vuelta presidencial. A las 21:00 horas, se dio a conocer el último balance electoral, con más del 99% de las mesas escrutadas, lo que permitió al país cerrar la jornada con un presidente electo, cuyo triunfo fue inobjetable no solo por mandato ciudadano, sino también gracias a la impecable organización y confiabilidad de nuestro sistema electoral.

La transparencia y rapidez en la entrega de resultados constituye un activo muy importante para nuestra democracia, que no siempre parece ser bien aquilatado. El debate político, que a ratos toma un intenso cariz, con descalificaciones inconvenientes, no debe hacer perder de vista la fortaleza de nuestras instituciones, algo que desafortunadamente no todos los países de la región pueden exhibir con igual solidez. Es el caso, por ejemplo, de los recientes comicios presidenciales en Honduras, cuyos resultados se han entregado con tres semanas de desfase, en medio de recriminaciones mutuas de fraude. En el caso de las elecciones generales de Bolivia, celebradas en 2014, al cabo de dos días recién se había contabilizado el 52% de las actas.

Además de la muy buena forma en que son organizados los comicios, en esta elección ha sido particularmente notable el interés de muchos por desempeñarse como apoderados de mesa, una nueva fuerza cívica valiosa que ha venido a inyectar renovados bríos a nuestra democracia.