La contracrónica: Gary Medel, el patrón de la defensa
El jugador de Inter de Milán fue ovacionado por los hinchas antes y durante el partido contra Ecuador.

Lo ovaciona todo el público. Fresco está el recuerdo de su actuación heroica en el partido frente a Brasil, en el Mundial. Ese día, que terminó transformándose en otro estigma para La Roja después del tiro que Mauricio Pinilla estrelló en el travesaño del arco del Scratch y de la definición por penales en que se impuso el anfitrión, terminó convirtiendo a Gary Medel en un héroe nacional. Tan así que, después del torneo planetario, que el Ejército le brindó un homenaje por encarnar los valores del soldado chileno. En Belo Horizonte jugó desgarrado.
Hoy, sin siquiera pisar la pelota, el oriundo de Conchalí, quien en las tribunas contó con el apoyo de toda su familia, fue ovacionado. “Gary Medel, Gary Medel, Gary Medel”, cantaron los 40 mil hinchas que llegaron al Nacional y que respondieron a los dos llamados que se formularon antes del partido: brindaron su aliento en buena parte de los 90 minutos, tal como les exigió Alexis Sánchez, y escucharon respetuosamente el himno ecuatoriano, como les solicitó una campaña que circuló a través de las redes sociales.
Medel muestra su aplomo. Devenido en marcador derecho en el comienzo, por la decisión de Sampaoli de liberar a Mauricio Isla para que asumiera una mayor responsabilidad ofensiva, no tiene inconvenientes para mantener a raya a Miller Bolaños. El Huaso confía en el volante del Inter de Milán y pasa gran parte del duelo en la mitad amarilla.
El movimiento del ariete de Emelec lo obliga a centralizarse a medida de que transcurre el duelo. Medel no se complica. El Pitbull persigue a su presa y, además, procura siempre brindar una salida fluida, con la pelota al piso, como exige el matiz que Jorge Sampaoli quiso darle a su propuesta. El inicio del armado regularmente pasa por su pie derecho.
Chile sufre cerca de la media hora. La llegada de Bolaños asusta al público del estadio Nacional. Se equivoca Marcelo Díaz en la salida. En la jugada siguiente, Medel llega a poner orden. Se instala en el centro de la defensa. Pretende calmar el nerviosismo que se expande a las tribunas. Ñuñoa se silencia. Los “Ceacheí” son cada vez más tímidos. Surgen como un desesperado intento por levantar a un equipo que no halla la ruta hacia la victoria.
Medel, el obrero, también muestra destellos de clase. Como cuando habilita con el pecho a Claudio Bravo. Después, se transforma en líder. Junta a sus compañeros de defensa y les habla. Les da instrucciones. Señaliza, gesticula, grita. El resto asiente y obedece. Chile parece perdido en el campo y el “17” quiere mostrar el camino que no encuentran los talentosos de la Roja: Vidal, Valdivia y Alexis Sánchez. O al menos, garantizar que la defensa no pase sustos. El ex cruzado ordena a su tropa. La distribuye. En el segundo tiempo, se le suma Marcelo Díaz en el intento por no levantar jamás el balón y para que Mena también se suelte.
Eduardo Vargas levanta al público de los asientos. Pero se equivoca en la elección del disparo. Opta por uno alto. Igualmente, renace el aliento en el Nacional. Que se transforma en carnaval cuando cae Arturo Vidal en el área y el argentino Pitana no titubea en sancionar el penal. El astro de Juventus tampoco duda y vence a Domínguez. Chile respira tranquilo. Con un 2-0 ya cumplió en la parte de adelante. Medel cierra a sus filas en torno a Bravo. Vuelve a dar instrucciones. El resto acata. Andrés Calamaro lo definiría como el comandante de la parte de atrás.
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