Histórico

Las claves del éxito de los libros de autoayuda en Chile

Abordan problemas transversales, apelan a que "todo está en ti" y son respaldados por autores conocidos. Esos elementos, de acuerdo con siquiatras y conocedores del mercado editorial, son imprescindibles para entender por qué este tipo de textos tiene tanta demanda.

"Si tienes que escoger entre tu dignidad y una relación, tu prioridad debe ser la dignidad". El consejo es tajante. Y algo paradógico, si se considera que está escrito en un libro que no es más que una guía para conseguir un hombre. Un libro que, el 25 de abril, cumplirá un año en el ranking de los más leídos; que ya lo han comprado 15.500 personas en Chile y que va en su séptima edición. Que rompió los récords de los libros extranjeros de autoayuda. Por qué los hombres aman a las cabronas, de Sherry Argov, es el cuarto título más vendido de la categoría No Ficción en el país, según la Cámara Chilena del Libro. Y también una prueba de que la autoayuda es uno de los géneros favoritos de los lectores nacionales.

Textos directos, autores empáticos y problemas transversales al país, hacen que los libros de este tipo siempre peleen su lugar en los rankings de cualquier librería. Y aunque los estudios de cine no compran sus derechos para hacerlos películas, como pasa con los bestsellers de ficción, generan un impacto que justifica su abundancia y variedad. Apenas un dato sirve para dimensionar la fidelidad de sus lectores: en la sede de Providencia de la librería Qué Leo, la novela más vendida de los últimos seis meses es La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. En 180 días ha vendido 307 copias. De la felicidad y todo eso, de Fernando Villegas -considerado en el local y a ratos por el mismo autor como de autoayuda-, suma 138. Pero en apenas tres semanas. Según la opinión de los mismos especialistas del rubro y siquiatras consultados al respecto, son cinco los factores que hacen de la autoayuda un género con abundancia de bestsellers.

CONFLICTOS VITALES
Parte de su éxito radica en que, como cualquier mercado eficiente, el de la venta de libros de autoayuda se autorregula. La oferta se adapta a la demanda y los títulos más vendidos reflejan, en buena medida, los problemas de la sociedad que los compra.

En el caso de Chile, a juzgar por los rankings de seis importantes librerías, las principales inquietudes de los lectores se centran en las relaciones amorosas y con los hijos y en la felicidad. La siquiatra Magda Vercellino, de la Clínica Dávila, explica que el éxito de estos libros radica en que "apelan a conflictos que son parte del desarrollo vital de las personas", como la relación conflictiva entre padres e hijos adolescentes. Así, cualquiera puede identificarse con al menos un título, ya que cada etapa conlleva sus propios conflictos. Otro factor que influye en el éxito de este género es "el desencuentro que marca la pauta de la sociedad en que vivimos. Pero también va por pensar que yo soy el único capaz de solucionar mis problemas", explica el siquiatra Guillermo Gabler, de la Clínica Alemana.

Por eso el libro Lecciones de seducción, el último de Pilar Sordo, lidera el ranking de ventas de la Feria Chilena del Libro, aunque lleva apenas una semana a la venta. Hay 17 mil copias en el mercado que hablan del autoconocimiento, de la aceptación y de cambiar la autoestima. De "mirarse al espejo y un poco más allá". Todo, para tener una mejor relación de pareja.

FIRMAS SUPERVENTAS
Escribir un libro de autoayuda parece fácil. Bastan el problema y los  consejos para resolverlo. La gracia, en este género, es escribir un segundo y un tercero, ojalá con éxito ascendente. Consolidarse como una marca registrada; una firma que, más allá del tema sobre el cual escriba, sea un éxito. Porque en el terreno de la autoayuda, su palabra es ley.

Con cuatro libros publicados, Pilar Sordo es la "Reina Midas" del mercado nacional. Vendió 75 mil copias de Viva la diferencia (2005) y No quiero crecer -lanzado hace cinco meses- ya lleva 15 mil. Según Gabler, el éxito de estos libros radica en la firma: "Como sociedad, validamos más al agente comunicacional que a la idea. No somos capaces de desarrollar ideas, y la gente se casa con una idea sin saber mucho al respecto. Como cuando dicen 'soy progresista', pero son incapaces de explicar bien qué significa eso".

Fernando Villegas, quien ironiza con que su último libro sirve como uno de autoayuda, es otro ejemplo de cuánto vale el nombre del autor. Respaldado por una decena de libros anteriormente publicados, De la felicidad y todo eso es el segundo más vendido en el ranking de No Ficción de la Cámara Chilena del Libro, con apenas tres semanas en el mercado. En terreno, en las librerías, la tesis se confirma: "Al igual que el de Villegas, el público de Sordo es bastante devoto -explica Juan Carlos Fau, dueño de la librería Qué Leo-. Siempre los siguen".

"IDEA BUDISTA ZEN"
El género de la autoayuda es ambiguo. Tanto, que ni siquiera existe consenso sobre cómo calificarlo a la hora de venderlo. En la Librería de Valdivia lo fusionan con "Esoterismo" en una sola sección, y la opción más segura -para no discriminar ningún título- es el concepto "Espiritualidad". 

"En rigor, no se define únicamente por los aspectos del coaching sicológico ni en consejos ante situaciones X o Y". Eugenio Alcaíno, director de Tienda Virtual y Medios Digitales de la Feria Chilena del Libro, pone un claro ejemplo del tipo de autoayuda que prefieren los lectores nacionales: El Secreto, de Rhonda Byrne. Se trata de una "literatura surgida a partir de esa mirada que intenta demostrar que 'todo está en ti'. Una idea muy budista zen, pero que dicha con un tono y un énfasis distinto, toma una dimensión de una herramienta de gestión de la voluntad".

Dicha preferencia es distintiva del mercado chileno. De los 10 libros de autoayuda más vendidos en Chile, la mayoría son autores nacionales, que se diferencian por no buscar una guía rápida de soluciones, fórmula que lidera las ventas en países como Estados Unidos e Inglaterra.

UN CHILE "DESTAPADO"
Como ficción o realidad, hablar de sexo siempre vende. Tocar un tema tabú asegura ser un superventas, sobre todo si se ahonda en la idiosincrasia local. No en vano, los primeros libros de autoayuda nacionales eran sobre sexualidad.

El proyecto de investigación "20 años de ranking de libros en Chile", de la Facultad de Comunicación y Letras de la UDP, tiene un registro claro al respecto. En los 80, los textos de no ficción más vendidos se centraban en "temas de identidad nacional histórica, política y actual", según Cecilia García-Huidobro, decana de la facultad y directora del proyecto. En los 90, Chile se sumó a la moda extranjera      -masificada con La inteligencia emocional en la empresa, de Daniel Goleman- y se arriesgó con títulos propios. Mujeres: la sexualidad secreta, de Patricia Politzer y Eugenia Weinstein, apareció en 1999, y al año siguiente fue el turno de La sexualidad secreta de los hombres, de Enrique Evans y Marco Antonio de la Parra.

Al respecto, la doctora Vercellino, de la Clínica Dávila, vincula el cambio en las preferencias con el deseo de una mejor calidad de vida. Gabler, en tanto  lo explica con la globalización: "En los 80 éramos una isla, y en los 90, el país se integró a una sociedad que no era chilena". Pero lo hizo con recato: "El destape nos hizo buscar otros problemas, y se empezó a hablar  de sexualidad. Pero de una manera parcial, no fue un destape como el español". El interés, sin embargo, se mantiene: no en vano, Lecciones de seducción ya figura entre los más vendidos.

PALABRAS DIRECTAS
La autoayuda, muchas veces, hace el trabajo del amigo sincero. Ese que advierte sobre lo feo del nuevo corte de pelo o la mala idea que es hablar por teléfono con varias copas de más después de una fiesta. Los libros, a veces, dicen las frases que el lector no quiere escuchar, pero que sabe que son ciertas. "Son ideas de sentido común -advierte Gabler-, pero dichas de  manera que a la gente le hacen sentido. Son casi obviedades, pero valen porque te las dice alguien que tiene un título o es reconocido".

El lenguaje simple de este tipo de libros permite que sean fáciles de comprender y de recordar. Pero lo más importante es que, en el caso de los autores nacionales, tiene un "tratamiento de los asuntos desde el punto de vista chileno, más cercano y -según Alcaíno, de la Feria Chilena del Libro- con una cuota de intimidad que les habla a los lectores desde una proximidad cultural".

Pero que el contenido sea simple, no significa que sean una solución inmediata. Sólo funcionan como una guía. Según Gabler, lo que los lectores buscan no es una solución rápida y fácil, sino una herramienta para forjar su identidad. El riesgo, sin embargo, es la sobregeneralización. Que, como dice la doctora Vercellino, el diagnóstico del problema en cuestión puede ser muy poco específico. Pero Gabler rechaza esa opción asegurando que, si bien muchos de los pacientes leen libros de autoayuda, eso no significa que todos los lectores de este género necesiten de una terapia: "Lo que nosotros vemos son personas enfermas, que necesitan más que un punto de vista distinto. Los libros son un complemento, no una competencia. La disyuntiva no es ir al siquiatra o comprar un libro de Coelho".

Los clásicos de la autoayuda 
Como en todo género, en la autoayuda existen los clásicos. Los libros de los que se dejó de contar el número de ediciones publicadas, pero que se siguen vendiendo como si fueran la novedad del mes. 

En la Librería de Valdivia, por ejemplo, El oráculo del guerrero es el quinto libro más vendido en los cinco años de vida del local. Séptimo en la misma lista figura el uruguayo Alexander Lyford-Pike con Hijos con personalidad... raíces y alas. En la librería Takk, en tanto, afirman que "los libros más vendidos de autoayuda son siempre los mismos", y van desde Juan Salvador Gaviota hasta Un hijo no puede morir, de Susana Roccatagliata.

Tus zonas erróneas, de Wayne Dyer, es un clásico ochentero que se mantiene vigente en la librería Qué Leo, junto a Mujeres que corren con lobos, Mujeres que aman demasiado y Usted puede salvar su vida. Su éxito en ventas se sustenta en que, según Juan Carlos Fau, dueño de Qué Leo, "entre todos ellos hacemos buena parte de la caja diaria".

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