Llega a Chile test que mide predisposición genética para hacer deportes
El examen revela las condiciones deportivas de una persona analizando su ADN. La empresa australiana Genetic Technologies desarrolló esta herramienta, utilizada para determinar qué disciplinas son las más adecuadas para potenciar en un niño.
Bastó una muestra de saliva y dos semanas de espera. Ahora, un sobre cerrado contiene la verdad sobre mi capacidad biológica para practicar deportes. Eso entrega el test ACTN3 que ya llegó a Chile y que da luces sobre las posibilidades de ser un buen deportista según el registro de los genes. A mi edad, sólo sirve para saber si hay algo que mis padres no vieron. Yo les di facilidades: era 1988 y tenía una final de 800 metros por delante. Mi nombre estaba en la lista de los competidores de 8° básico porque había que llenar los cupos, pero los llamados a lucirse eran otros. Francisco, el único compañero que me regaló palabras de aliento, me dijo: "Sé digno no más". Y de "digno" pasé a ser "la sorpresa de la tarde", como me bautizó el profesor que relató la carrera a todo el colegio por unos parlantes. En ese tiempo no había test para convencer a nadie.
¿Habrían hecho algo mis padres si tuvieran en sus manos un análisis científico explicando mis supuestas condiciones para ser atleta? ¿Cuánto pagaría un padre por saber si su hijo tiene una ventaja genética para practicar deportes?
La empresa australiana Genetic Technologies desarrolló este test para orientar los esfuerzos de los niños en disciplinas específicas. "Siempre poniendo énfasis en atender los intereses, motivación y gustos que tenga el menor", dice José Luis Zumaeta, gerente general de Tecnocorp Ltda, la empresa que lo trajo a Latinoamérica. Su uso es simple: sólo hay que tomar una muestra de ADN de la cara posterior de la mejilla y las encías, la que luego se envía a un laboratorio donde se estudia el gen llamado ACTN3. Todos tenemos dos copias de este gen, pero existen tres variantes que determinan la capacidad física de una persona. Si se tiene la versión R en ambas copias, significa que se libera una proteína -el gen alfa actinina 3- que se encuentra en los músculos de torsión rápida, indispensables para deportes de velocidad. La variante X, en tanto, impide que el gen ACTN3 libere la proteína y eso entrega ventaja en deportes de resistencia, como el triatlón o la maratón. Una tercera opción es tener una mezcla de ambas, lo que entrega un resultado mixto y una ventaja en los deportes que requieren todo el rendimiento: velocidad, fuerza y resistencia.
Nadie duda de la importancia del gen ACTN3 en las capacidades deportivas, pero el test trae consigo un fuerte debate internacional. Sus detractores dicen que se podría seleccionar genéticamente sólo a los que tienen condiciones. Un escenario atendible tomando en cuenta que los padres de hoy están obsesionados por perfeccionar los talentos de sus hijos y ante cualquier atisbo de habilidad hacen lo imposible por asegurar su éxito. "Una herramienta como ésta podría impulsar a los padres a apurar procesos y obligar a sus hijos a hacer ciertos tipos de deportes", dice el sicólogo deportivo Rodrigo Cauas.
Zumaeta dice que las pruebas genéticas son parte de un proceso de innovación tecnológica imposible de detener: lo importante es que se utilice como una herramienta en su debido contexto. "El test brinda información sobre un gen en particular, por lo que debe ser considerado un elemento más dentro de muchos otros factores relacionados con el deporte: motivación, nutrición y los gustos de cada uno", dice el gerente de Tecnocorp. "Puede ser muy útil en disciplinas individuales en que el componente físico y fisiológico específico va a ser determinante", explica Fernando Yáñez, jefe médico de la UC.
HAGAN SUS APUESTAS
Decidimos probarlo. El ex sprinter Sebastián Keitel y su hijo del mismo nombre se sometieron al test. Pablo Squella, ex velocista, también aceptó saber qué ventajas tiene su hijo Tomás. Lo mismo sucedió con Felipe Balcázar, figura del último interescolar de atletismo, y Juan Eduardo López, récord juvenil de 400 metros. "A mi hijo le encanta la velocidad y tiene por dónde sacar la parte genética", asegura Keitel sobre el 'Seba' chico, de 12 años. Además, su madre, Lisette Rondón, que tiene los récords chilenos en 100 y 200 metros. Keitel padre asegura que él y su hijo tendrán resultados por el lado de la velocidad. Tendrá que esperar para ver si gana la apuesta.
Squella récord chileno en 800 y 1.500 metros y actual entrenador del Colegio San Ignacio, también le pone fichas a Tomás, de 17 años, un atleta de feliz presente y promisorio futuro. "¿Si va a seguir mis pasos? Míralo no más", dice antes de una competencia al borde del rekortán del Club Manquehue.
Y EL GANADOR ES...
En mi caso, cómo se dirime la apuesta depende del resultado que está en el sobre. Mientras me tomaba la muestra, pensaba en lo que me hubiera gustado hacer. Es verdad que a cierta edad me gustó el atletismo. Más verdad aún es que jugar fútbol hubiera sido perfecto. A mis treinta y algo, tal vez estaría terminando una estupenda carrera en vez de prepararme para jugar cada sábado en la selección de padres y apoderados del colegio de mis hijos.
Sin darle más vueltas, lo abro al fin. El documento dice que lo tengo todo para triunfar en los deportes velocidad, fuerza y resistencia. En palabras duras, mis padres se equivocaron conmigo. En palabras sinceras, ciertamente no importa: cada vez que hago un gol con los viejitos, miro al cielo y se lo dedico a mi padre. No hay rencores.
RESULTADO SORPRESIVO PARA KEITEL
"¿Viste?". Sebastián hijo mira a Keitel con una sonrisa ganadora. Justo esa mañana le dijo a su papá que tenía la mayor resistencia del curso en carreras más largas y que presentía que habría una sorpresa en los resultados del test. Y le apuntó medio a medio, por lo que la cara de su padre acusaba el golpe. "Esperaba que le saliera igual a lo mío, sabiendo que es de padre y madre velocistas. Me sorprende que sea mixto... pero yo feliz".
El resultado de Sebastián chico -un mix de velocidad, fuerza y resistencia- le da un margen más amplio para enfocar su trabajo de formación, aunque con un margen: él mismo dice que por ahora no le llaman la atención las carreras largas y se queda con los 60 metros planos y vallas que practica en el Verbo Divino. Keitel lo analiza y saca buenas conclusiones. Cuenta que él siempre tuvo que cortar a la mitad sus entrenamientos, porque no aguantaba muchas horas seguidas. "Sufrí mucho, terminaba hastiado y a veces vomitando. Siempre fui de entrenar mal y competir bien. Si el 'guatón' va a tener la capacidad de terminar los entrenamientos y puede trabajar la velocidad, excelente". Dice que esto le permitirá a su hijo enfocarse, por ejemplo, a prácticas aeróbicas y anaeróbicas, una mezcla completa que hoy utilizan los velocistas de nivel mundial para mejorar su rendimiento.
Lo de Keitel, de 36 años y formador de atletas en el colegio San Francisco de Asís, es más obvio: velocidad pura. Los registros dicen que aún conserva los récords de Chile 100 y 200 metros planos.
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