"Los reyes de la moralina"

Señor director:
Matías Rivas escribe una columna contra la moralina, que exuda moralina por sus cuatro costados. Desde su púlpito moral me acusa a mí y a otros periodistas de "estupidez", "arrogancia", "fulgor mesiánico", "inquina" y "ridículo", para luego criticar nuestro supuesto "tono pontificante" ante los últimos escándalos. ¿Quién está pontificando aquí?
A este Catón chilensis le molesta un periodismo que no es temeroso ni complaciente ante el poder, sino que indaga y revela sus prácticas. No parece agradarle, por ejemplo, que mis investigaciones hayan descubierto la entrega de dinero por medio de boletas irregulares de un canciller en ejercicio a un candidato a senador. O que en un reciente reportaje haya descrito cómo los 18 mayores grupos económicos de Chile han financiado la política durante la última década.
Para Rivas todo ello es "resentimiento", "rabia" y "envidia pura". Y en esos argumentos muestra los hilos de su indignación. Porque nunca le leí furia similar contra el periodismo que fulmina a lanzas de poca monta, falsos curanderos o vendedores de plumillas en los semáforos.
Defiendo al periodismo que pone la lupa sobre prácticas ilícitas de la elite política y económica. Creo que cumple una función relevante en una sociedad democrática, respetuosa de la igualdad ante la ley y alérgica a las injusticias y los privilegios. Aunque, desde su púlpito moral, a Rivas todo este trabajo le parezca cosa de envidiosos y resentidos.
Daniel Matamala
Periodista
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