Jeannette Hernández, madre de los hermanos Rojo, que es acusada de parricidio y parricidio frustrado, habló por primera vez desde la cárcel de mujeres, lugar en el que permanece recluída desde hace tres meses, luego de que fuera formalizada por asesinar a Esteban Rojo, su hijo menor de 8 años y de dejar con graves secuelas neurológicas a Pablo, su hijo mayor de 16. De resultar culpable, Jeannette arriesga una pena mínima de 40 años.

La tesis que sostiene el fiscal a cargo del caso, Pablo Sabaj, es que Hernández habría actuado motivada por los celos, para vengar una presunta infidelidad de su marido. Según la fiscalía, esas serían las razones que habrían llevado a la mujer a atacar con un martillo en la cabeza a los menores. Sin embargo, la mujer niega esto, señalando que "yo a mi esposo nunca le he visto nada".

Desde el centro penitenciario, muy emocionada Jeannette, afirma a TVN, que "no ver a mi familia es muy difícil para mí, sobre todo a mi hijo que yo sé que él me necesita y que yo le hago falta a él y a mi me hace falta él, porque él es mi pilar".

Durante la entrevista, Hernández, continúa sosteniendo que ella no es la culpable de la muerte de Esteban, a pesar de que la versión entregada por la imputada, se contradice con las pruebas recogidas por la fiscalía.

La mujer afirma que partió de su casa a las 12.30 del día y que llegó a la peluquería, lugar en el que trabajaba, cerca de las 14:30 horas.

"Yo siempre he dicho que yo me fui a las 12:30 horas (de la casa) y los niños quedaron bien, yo me despedí de Pablito y de Esteban (...) Ese día yo llegué a las 14:30 horas, casi a las 15 horas (a la peluquería)".

Hernández explica el atraso a su trabajo debido a que pasó a hacer unas compras, "fui a comprar una cuerda para la guitarra de Pablito,  aproveché de vitrinear".

Junto con esto, la fiscalía sostiene que la mujer, ese día debía abrir la peluquería, no obstante, la acusada niega rotundamente esto."No yo no habría la peluquería, yo nunca he abierto la peluquería, jamás".

La policía afirmó, basándose en investigaciones que ha realizado, que ninguna de las coartadas presentadas por la mujer son ciertas. Al contrario, la fiscalía sostiene que Jeannette, se deshizo durante las horas que dice haber ido de compras, del arma homicida, es decir del martillo con el cual golpeó a sus hijos en la cabeza y de las demás evidencias que pudieron haber quedado del crimen que habría cometido debido a celos enfermizos.

Hernández afirmó, luego de relatar una vez más lo que realizó el día 17 de enero del año pasado, cuando ocurrió el brutal asesinato, que "es que eso fue lo que hice, yo no estoy mintiendo".

LOS HECHOS
El 17 de enero de 2008, cerca de las 21:00 horas de ese jueves, los padres de Esteban y Pablo Rojo Hernández llegaron a su hogar, encontrando a los dos niños tendidos en el suelo. Uno de ellos muerto y el otro agonizante, tras ser golpeados en la nuca.

La tesis que se manejaba en ese entonces era un supuesto ajuste de cuentas contra los padres de los menores. Según aseguraron los vecinos, el padre de los niños trabaja en una empresa automotriz, mientras que la madre se desempeña como peluquera en el centro de Santiago.

Sin embargo, el caso comenzó a dar un vuelco lentamente, cuando las sospechas se volcaron hacia Jeannette Hernández.