Histórico

Máncora, la playa peruana que se consolida

Una alta inversión en hotelería y la cada vez más frecuente visita de jóvenes y familias que antes lo pasaban por alto, dan hoy a las playas del Desierto de Sechura un aire de grandeza que ha dejado en el olvido su origen como pueblo de pescadores.<br>

UN  CIRCUITO de bares aparece de la nada cada noche en la arena de la playa principal de

Máncora

. Acompañados de reggaetón, salsa y uno que otro hit que aún suena del verano y que salen desde enormes parlantes, sin respeto a la moral ni a las buenas costumbres, los pequeños locales improvisados comienzan a atraer a visitantes que llegan en shorts y polera hasta este lugar.  La mayoría viene a saciar su sed tropical, tomando algo en la arena y mirando al mar. Hasta que una cosa lleva a la otra y ocurre lo inevitable: la fiesta dura hasta el amanecer.

Otro gallo cantaba hace algunos años, cuando este balneario del norte de Perú (a 120 km de la frontera con Ecuador y a 1.165 km al norte de Lima), no era más que un tranquilo reducto que acogía a surfistas, mochileros perdidos, a sibaritas adictos al cebiche de conchas negras y a papparazis de revistas de papel couché que perseguían en las casonas de las playas vecinas a celebridades del jet set peruano que aún -pero con menos ganas- suelen refugiarse aquí.

Porque ya no hay vuelta atrás y guste o no, Máncora está lejos de ser el humilde pueblo de pescadores  del pasado. Hoy, ya está en boca de todos y la industria turística no ha hecho oídos sordos ante esta situación, dando paso al arribo de una oferta hotelera que está lejos de detenerse.

Y precisamente, quienes más han aprovechado este boom son los  turistas chilenos, de todas las edades y en todos los planes, los cuales en el último tiempo se han decidido a viajar hasta aquí  de manera masiva, motivados por un dólar bajo y porque, desde siempre, Perú ha sido un destino atractivo para el bolsillo nacional.

Lujo al alcance

Nueve dólares la noche por alojar en un hotel a pasos de la playa y que incluye piscina, bar, restaurante, acceso a internet, sala de juegos y actividades recreativas todas las noches. ¿Broma?

Loki del Mar

es el nombre del hostal para mochileros, propiedad de un grupo de amigos de Europa e Israel que, en un viaje por Sudamérica, se enamoraron de sus bondades y decidieron comenzar con una verdadera cadena de hoteles low cost.

Hoy ya tienen sedes  en Lima, Cusco, La Paz y en Máncora, en donde se arriesgaron a edificar un complejo que deja con la boca abierta a cualquiera que llega a preguntar por el precio de una noche de estadía. Y aunque las habitaciones son compartidas y mixtas, el buen colchón, la limpieza y el servicio oportuno pagan de sobra el verse obligado a compartir pieza con extraños.

Así, al menos, lo demuestran los hechos: desde noviembre que Loki Hostel tiene lleno total en sus 150 camas, por lo que hay que reservar con bastante anticipación, lo que a la vez confirmó el buen olfato de sus inversionistas al apostar por esta playa.

Lo mismo ha ocurrido en el caso de

Vichayito Bungalows & Carpas

, un concepto nunca antes visto en las costas del desierto de Sechura y que sus dueños trajeron directamente de Medio Oriente. Se trata de carpas equipadas con televisión de plasma, aire acondicionado, camas matrimoniales, baños con cerámica y ducha con agua caliente. Un verdadero campamento Vip que cuesta unos 150 dólares y que incluye desayuno, el uso de spas, piscina y otras instalaciones del recinto. Al igual que en el caso de Loki del Mar, el lleno de sus cabañas y carpas se ha transformado en una constante.

Ante tanta demanda, los hoteles boutique tampoco tardaron en llegar. El caso más emblemático es el de

Máncora Marina

, un espacio ultra sofisticado que sólo tiene cabida para 12 habitaciones, pero  que están diseñadas a conciencia para entregar el mejor descanso a sus pasajeros. En un ambiente en donde el blanco predomina, se puede disfrutar de una lujosa piscina, que limita con el mar y comer  también en un restaurante de autor, inspirado lógicamente en la siempre aclamada cocina del país del Norte.

Sobredosis de actividades

Qué hacer no es problema en la

región de Piura

. Es fácil hallar en cada esquina alguna oficina turística ofreciendo paseos de toda clase. Pero hay que tener cuidado, algunos son tan precarios que pueden resultar desilusionantes, como los criaderos de cocodrilos o algunas islas que resultan tener bastante poco atractivo. Sin embargo, existen tours que sí valen la pena; uno de ellos es hacia la

playa Punta de Sal

, en donde las aguas son color azul intenso y el entorno evoca un relajo absoluto.

Otra buena opción es, simplemente, pasear por las diferentes zonas de este pueblo, montado en una moto-taxi, esas que en Asia se conocen como tuk-tuk y en India como rickshaw y que aquí son también bastante populares, económicas y divertidas. Un paseo por las vecinas playas de

Zorritos, Los Organos

o

Pocitas

siempre es recomendable.

También, si quiere aprender a surfear aproveche las playas del norte peruano, aquí las olas son muy bien definidas y las corrientes son bastante débiles, por lo que pagar por un curso bien valdrá la pena. Ahora, si éste definitivamente no es su deporte, existen otras opciones como arriendo de motos de agua o 4x4, clases de ski acuático y muchas otras opciones, que seguro aumentarán con el tiempo. Porque créalo o no, Máncora ya entró de lleno al mapa del turismo peruano.

Guía

COMO LLEGAR:
Lan vuela diariamente a Lima desde aprox. US$ 250 más impuestos. Desde Lima, conectar con Tumbes vía Lan Perú o Peruvian Airlines desde US$ 100, aproximadamente.

DONDE DORMIR: 

- Loki del Mar: Habitaciones compartidas desde US$ 9, aproximadamente. www.lokihostels.com

- Máncora Marina Boutique Hotel:  Habitaciones matrimoniales desde US$ 150. aprox. www.mancoramarina.com

- Vichayito Bungalows y Carpas: Carpas con dos camas matrimoniales desde aprox. www.vichayito.com

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