Histórico

Marihuana y baja percepción de riesgo

l país debe poner atención en la alta prevalencia de consumo entre escolares, lo que contrasta con los avances en desincentivar el hábito del tabaco.

DIVERSOS ESTUDIOS coinciden en que la población chilena ha ido aumentando crecientemente su consumo de marihuana -en particular para fines recreativos, aunque también con aparentes motivaciones terapéuticas-, fenómeno que parece ir estrechamente correlacionado con una fuerte baja en la percepción de riesgo. Si bien el uso de cannabis suele estar asociado con el ejercicio de libertades individuales, es indispensable no perder la perspectiva de que su consumo también encierra riesgos para la salud, y por ello no resulta responsable promover su masificación sin atender también a estos efectos, sobre todo por lo complejo que resulta el hecho de que menores de edad se vean inducidos a un consumo temprano, tal como de hecho está sucediendo.

Un reciente estudio de la Universidad Andrés Bello en conjunto con la Universidad de Londres -que fue dado a conocer por este medio-, reveló que Chile es el país de la región con mayor porcentaje de consumo de cannabis (40%), seguido de Argentina (39%). Incluso países como Uruguay, que han avanzado en liberalizar su comercialización, registra un porcentaje de solo 25%. Nuestro país también se ubica en el primer lugar de aquellos en favor de legalizar la marihuana (48%), aunque algo más abajo respecto de los países que se muestran de acuerdo con su uso recreacional (52%), siendo Uruguay el país que lidera en esta categoría (68%). A la par, Chile es el país que muestra una menor percepción de riesgo a nivel regional.

Estos antecedentes deberían ser correlacionados con el Undécimo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, llevado a cabo por el Senda. De acuerdo con estos resultados, el 34% de los escolares entre octavo y cuarto medio reconoce haber probado la marihuana en el último año, fenómeno que es especialmente intenso entre alumnos de tercero y cuarto medio, donde el 45% declara haber consumido la sustancia. Esta última cifra supone un alza estadísticamente relevante respecto del sondeo anterior. Dichos resultados contrastan con la significativa caída en el consumo de tabaco entre escolares, tendencia que también se observa en el resto de la población.

Las intensas campañas de publicidad, junto con las mayores restricciones para fumar en espacios públicos y la aplicación de impuestos más altos, han logrado desincentivar el hábito del tabaco. La propia sociedad parece estar jugando un rol en ello, pues demanda espacios libres de humo. Parece un contrasentido, sin embargo, que a la par de estos avances, el consumo de marihuana presente un aumento explosivo, especialmente entre los más jóvenes. A ello cabría añadir que también se observan altos índices en la ingesta de alcohol, lo que parece ser otro riesgo inadvertido en la discusión pública.

El debate sobre legalizar la marihuana es legítimo -ello explica que diversos países del mundo estén evaluando flexibilizar las restricciones-, pues existe una innegable dimensión que toca las libertades individuales, y la evidencia de que a mayores penas y barreras el consumo y el narcotráfico disminuyen, resulta controversial. Sin embargo, los efectos del consumo permanente de drogas en la salud humana están documentados -diversas sociedades científicas de Chile se oponen a favorecer la masificación de esta droga-, pero esta dimensión parece haber sido minimizada, lo que no contribuye a un debate informado y responsable.

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