Le debe su único Oscar por Million Dollar Baby, pero Morgan Freeman bromeó hoy en Madrid sobre el director Clint Eastwood, de quien dijo: "probablemente sea la última vez que trabaje con él".

"Es demasiado eficiente, demasiado rápido y tiene una visión demasiado clara (de lo que quiere). Eastwood es demasiado perfecto para mí", aseguró el actor durante la presentación en la capital española de Invictus, su última colaboración con el veterano realizador.

Invictus, que se estraña mañana en los cines españoles y el 4 de febrero en Chile, es una historia sobre la reconciliación y el perdón centrada en la figura del ex presidente sudafricano Nelson Mandela.

Freeman, en la actualidad amigo personal de Mandela, rememoró la extraña situación que vivió cuando conoció por primera vez personalmente al líder de la lucha contra el apartheid. "Me invitó a desayunar y fui con hambre, pero sólo había té", relató indicando que en aquel momento quedó un tanto decepcionado, pero la situación comenzó a cambiar porque Mandela le dijo que si algún día le interpretaban en el cine quería que fuese él quien lo hiciera.

Y aquellas palabras de Mandela se convirtieron en realidad después de que el periodista y escritor británico, John Carlin, conversase con él del libro que acababa de escribir, El Factor humano, sobre cómo Mandela fue convenciendo a todos sus adversarios políticos, sobre cómo fue derribando muros más imposibles que de los las prisiones donde estuvo: las barreras de segregación racial en el pueblo sudafricano, hasta conquistar la presidencia del país.

Freeman, que respalda esta historia también como productor ejecutivo, contactó con Eastwood para el proyecto y el realizador se sumó de inmediato.

Invictus se centra sobre todo en un acontecimiento deportivo que galvanizó las aspiraciones de Mandela, el Mundial de Rugby de 1995. La población sudafricana negra apoyaba el fútbol y despreciaba el rugby, por ser el deporte favorito de la población blanca.

Sin embargo Mandela consiguió que toda la nación, sin distinción de razas, apoyase a la selección nacional, los Springboks, que acabaron conquistando la victoria en una gesta histórica, pues partía como equipo modesto y consiguió imponerse en la final a los grandes favoritos, Nueva Zelanda.

El autor del libro, Carlin, que también asistió a la rueda de prensa, apuntó que lo que intentó transmitir y que también está reflejado en la película "es que Nelson Mandela, además de ser un hombre generoso y encantador es un genio de la política, que ve oportunidades que donde otros no las ven".

"Mandela es un hombre tremendamente optimista, que ve en un símbolo de división una oportunidad". Era "arriesgado y ambicioso pero funcionó".

"La final fue el día más feliz de la vida política de Mandela y de la historia de Sudáfrica", añadió el que fuera corresponsal en el país africano.

Para lograr la hazaña, Mandela tuvo que convencer al capitán del equipo Francois Pienaar, que procedía de una familia blanca arraigada en las tradiciones segregacionistas. El papel recae en Matt Damon, quien somete su cuerpo a una notable transformación para caracterizar al carismático jugador de rugby.

"Entre Damon y yo hubo mucha tensión. Soy una gran estrella", bromeó nuevamente Freeman, quien seguidamente agregó que es un gran fan del actor.

Eastwood, que ha figurado en varios premios como candidato al mejor director por esta película, ha sabido reflejar ese instinto especial que Mandela tiene para la política, añadió Freeman, quien considera que el líder sudafricano es casi el único genio político de los últimos siglos. "Sólo hay uno o dos", precisó sin dar más nombres.

Preguntado acerca de sobre si su actual presidente, Barack Obama, también tiene algo de esa genialidad en política. Freeman, que apoyó al presidente demócrata, señaló: "Tenemos que esperar y ver".