Señor director:

Cuando los polímeros de plástico no están a la altura, la vuelta al algodón es bienvenida. Esto es lo que ocurre con nuestros nuevos billetes. Sin embargo, nuestra Gabriela Mistral, retocada en septiembre del año pasado dando cuenta del avance de Chile al llegar el Bicentenario, tiene un defecto grave. Un problema que va más allá de su aspecto, uno de usabilidad: se escurre de nuestras manos antes de lo deseado.

La perfección del producto de síntesis estorba tanto como la necesidad de embellecer la imagen de nuestros símbolos literarios o navales. Arturo Prat, aunque deja de ser un galán, tiene ahora mejor suerte. Por ser de papel de algodón, el billete es fácil de separar del fajo y hoy diez es más que dos por cinco. La diferencia es el valor agregado por el diseño. Estamos en deuda con Gabriela Mistral.

Gonzalo Puga
Director Escuela de Diseño
Universidad Andrés Bello