Es como si hubieran estado acá desde siempre. Porque yo desde que tengo memoria recuerdo haber escuchado a los Hermanos Campos y sus cuecas corraleras, aceleradas, bien campesinas y pasadas pa' la punta.

Creo que no ha habido grupo cuequero en Chile que haya grabado más discos que ellos. Yo colecciono álbumes de cueca y prácticamente de las últimas siete décadas puedes encontrar material de un dúo que eran tan prolífico como bueno tocando en vivo. Lo presencié el año pasado, con la despedida que les  hicieron en el Teatro Caupolicán.

A pesar de que no los había conocido personalmente, ahí pude ver su increíble resistencia en el escenario. Presencié en primera fila cómo estos caballeros emblemáticos del folclor chileno seguían manejando los códigos del show y eso era algo realmente admirable de ver, de constatar el amor que sentían por lo que hacían.

Pero también era cierto que el ocaso estaba cerca, que ya se podía sentir en el ambiente, y por eso fue tan bueno que se los haya despedido con un teatro lleno, con cinco mil personas, y sólo días después de que fueran premiados por el Gobierno por su larga trayectoria.

Musicalmente, son muchas las cosas que caracterizaron su música. Tenían un gran talento para "segundearse" las voces, se complementaban bien entre la guitarra de Marcial y el acordeón de botones de Eleodoro y manejaban el verso con mucha picardía. De hecho, era Marcial el de las frases más dicharacheras y picaronas, pero el estilo de ambos, como dúo, era corralero, con su típica vestimenta de huaso a caballo y su impronta costumbrista.