Ricardo Maffei: el arte de engañar al ojo del espectador
El pintor realista chileno comenzó su carrera bajo la influencia de Claudio Bravo. Tras liberarse de su maestro hace ya varios años, en la próxima exposición que presentará en mayo en Nueva York reitera el impacto que ha tenido la abstracción en su obra reciente.

En los cuadros de Ricardo Maffei (56), uno de los más virtuosos pintores realistas chilenos, todo es sobrio, no hay excesos. También hay algo de ambigüedad. Algunas de sus telas pueden llegar a ser realistas y abstractas al mismo tiempo. En sus pinturas, paños y telas plegadas parecen convertirse poco a poco en pura materia o forma. Estas texturas sugieren ser un mero pretexto para lograr una ilusión de realidad y engañar al ojo del espectador.
"Si uno mira la progresión del trabajo de Maffei, uno ve una tendencia creciente de reducir la materia a su esencia", dice el historiador Edward Lucie-Smith sobre su obra. "Está sumamente interesado en el acto de la visión -en cómo nosotros vemos- más que en lo que es visto, lo que requiere un grado mayor de esfuerzo imaginativo de parte del espectador. La representación no necesariamente tiene que engañar al ojo. Lo que tiene que hacer es ofrecer algo que tanto el ojo como la mente acepte como un equivalente convincente de lo que es experimentado en realidad".
Con el tiempo, Maffei ha sabido incorporar la abstracción y alejarse del arte más convencional. Aunque sus naturalezas muertas demuestran una técnica precisa e impecable, mantiene una postura cuestionadora del realismo tradicional.
Dentro de sus obras recientes incluso hay irónicas citas a piezas como las Marilyn Monroe de Andy Warhol, verdadero opuesto a su oficio realista. Una reproducción de esa obra aparece pegada con cinta adhesiva en el fondo de uno de sus cuadros. En otras palabras, Warhol también se ha convertido en una naturaleza muerta. Esta cita no resulta extraña al revisar los referentes de Maffei: "Admiro a pintores tan diversos como Velázquez, Vermeer, Morandi y Rothko".
Por estos días, Maffei prepara una nueva exposición que montará en mayo en la galería Marlborough de Nueva York y un libro de gran formato, patrocinado por Celfin Capital, que registrará su obra entre 1995 y 2010, que será lanzado en la inauguración de la muestra en Manhattan.
Las telas recientes del chileno, fruto de un año y medio de labor, nacen de la contemplación de la realidad. El pintor trabaja con elementos tan sutiles como la luz y el transcurso del tiempo. En largas jornadas de contemplación en su taller ubicado en Panquehue, en el valle del Aconcagua, ha perfeccionado su sistema de trabajo. "Acostumbro a montar escenografías con mínimos elementos y cuyos matices y tonos voy pintando según cambia la luz del día", señala.
Gracias a sus obras, expuestas en París, Nueva York y Madrid, ha sido comparado con Claudio Bravo, con quien trabajó y estudió en Marruecos. A los 22 años, Maffei por primera vez tomó contacto con un cuadro de Bravo, una tela donde aparece un traje de motociclista de color naranjo. "Era una obra muy cercana al pop de Warhol en una época en la que nadie hacía realismo y era muy mal visto", recuerda. "Pero Bravo tenía una visión contemporánea, limpia y minimalista. Siento gran admiración por él. Toda esa época de su obra me marcó profundamente. Por ejemplo, las series de botellas de Coca-Cola encima de una mesa de melamina".
Obsesionado con la pintura realista, Maffei comenzó a tomar clases con el profesor de pintura chileno Miguel Venegas, quien también fue maestro de Bravo. En paralelo, el padre de Maffei viajó a Europa, visitó a Bravo en Tánger y le contó de la admiración de su hijo por su trabajo. Dos años más tarde, Bravo visitó Chile y frecuentó el taller de Miguel Venegas. Sólo en esa oportunidad Maffei llegó a conocer a quien se convertiría en su profesor. Aunque ambos se respetan y no esconden su admiración mutua desde esa época, hoy el discípulo perfectamente podría igualar o superar al maestro.
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