Rihanna enciende el Estadio Nacional con sus mayores éxitos
Aunque partió con cerca de 20 minutos de retraso y en un montaje distinto al que se anunció hace algunos días, la artista reunió a 50 mil eufóricos fans en su primera vez en la capital.
Entradas que se vendieron en pocos días, noches de espera en avenida Marathon y un ingreso que tuvo que adelantarse debido a las 20 mil personas que hacían fila en los diversos accesos del Estadio Nacional. Desde su anuncio en junio, la expectación del público local por ver el debut de Rihanna en el país ha sido total, y esta noche cerca de 50 mil fanáticos lo hacían sentir al interior del recinto encendiendo sus celulares y pidiendo a gritos a la megaestrella de Barbados.
El rapero norteamericano Big Sean, en 40 minutos frente a la audiencia, logró aplacar una ansiedad que terminó a las 22.40 horas, 20 minutos más tarde de lo programado, cuando la cantante de Barbados apareció sobre un escenario distinto al que la productora del recital había anunciado inicialmente: una estructura con forma de lengua que terminaría en una pasarela a todo lo ancho del estadio, que el equipo de la artista decidió cancelar a última hora por seguridad, y reemplazarlo por uno más sencillo.
Poco pareció importarle esto a un público enfervorizado, que respondió con un estruendo cuando Rihanna se dejó ver entre el humo para interpretar Rockstar 101, luciendo un traje blanco, joyas y acompañada por un grupo de ocho bailarinas y cuatro músicos. Le siguieron Only girl in the world y S&M, que al igual que en su show en Rock in Rio, el sábado pasado, las presentó más cortas que sus versiones originales.
A esas alturas, el Nacional era un mar de luces de celulares y chillidos a cargo de una audiencia mayoritariamente integrada por mujeres jóvenes, a los que la estrella pop respondía con bailes provocativos y emocionados mensajes. "Muchas gracias Chile, nunca habia estado aquí en mi vida y ustedes son increíbles", dijo la solista antes de saludar a su madre presente entre la audiencia y seguir con otros de los éxitos planetarios de su última década, como Rude boy, y medleys de algunas de sus más famosas colaboraciones con otros artistas, como Run this town y All of the lights, de Jay-Z y Kanye West, respectivamente.
Si ya el estadio era una pista de baile al ritmo reggae de Man down, a la media hora de show se transformó en una caldera con Umbrella, el tema que la lanzó al estrellato global hace diez años y que, por lo visto, sigue siendo el coro más popular entre los seguidores de la diva caribeña.
Le siguió un segmento acústico en el que Rihanna se despojó de los adornos, las coristas y las pistas de apoyo, para cantar temas como Unfaithful, Love the way you lie y Take a bow casi a capella, desatando el karaoke y un momento de comunión más íntimo con el público.
Stay, la popular Diamonds y Four five seconds, la composición que hizo junto a West y Paul McCartney, fueron otros de los temas que siguieron marcando la velada, que finalizó tras 90 minutos con una de las canciones de su próximo álbum, Bitch better have my money, y un juego de pirotecnia reservado como broche de oro, además de la promesa de Rihanna de volver.
Tras el concierto, la barbadense abandonará el estadio directo hacia el hotel W de Las Condes, para hoy dejar el país en las primeras horas, y a 50 mil fanáticos con la seguridad de haber visto el paso por Santiago de una de las mayores estrellas del pop contemporáneo.
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