Se estrena en Chile El dictador, la nueva provocación de Sacha Baron Cohen
El autor de Borat llega ahora está convertido en un déspota de Medio Oriente, una parodia a Gaddafi y Bin Laden.
Tuvo demandas en Kazajstán, el país que ridiculizó al extremo en Borat. Y también en los estados de Texas y Arizona, donde literalmente lo tomarán del cuello si es que se le ocurre volver. Porque el comediante británico Sacha Baron Cohen gusta de hacer humor en los extremos, literalmente en la cornisa del edificio.
Ahora, luego de interpretar a un periodista de modas gay y austríaco en Bruno (cinta que no llegó a Chile), Baron Cohen las emprende con los gobernantes más caricaturescos del mundo en El dictador, su tercer filme y que se estrena este jueves en el país. Será la primera vez que el actor abandone el formato del documental falso que utilizó en Borat y Bruno, para entrar en los terrenos más convencionales de la ficción, con actores (aparecen Ben Kingsley y Megan Fox, entre otros).
La cinta pone en escena al general Aladeen, el tiránico gobernante del país de Medio Oriente llamado Wadiya, que se ubica en el cuerno de Africa, limitando con Somalía. Con ecos a Osama Bin Laden, al fallecido Kim Jong Il, ex gobernante de Corea del Norte, pero por sobre todo a Muanmar Gaddafi, este dictador tiene un cuerpo de élite compuesto por amazonas (bellas mujeres milicianas), desprecia la vida humana y sus extravagancias son groseras. Con barba musulmana y traje de militar, este Aladeen es un paria de la comunidad internacional y tratando de recomponer su imagen, llega a Nueva York para dar una conferencia en la ONU. En la ciudad es secuestrado y luego que se libera, lo confunde con un opositor a Wadiya.
La campaña promocional ha sido un éxito para instalar la cinta en todo nivel. Comenzó el año pasado con videos virales en que mostraban algunas de las excentricidades de Aladeen, y todo tomó forma cuando en marzo de este año, durante la ceremonia del Oscar, Baron Cohen caracterizado como su personaje, llevó las supuestas cenizas de Kim Jong Il y se las lanzó a la cara al actor Ryan Seacrest. Luego, el actor inglés fue a Cannes, donde alborotó el glamour de la Costa Azul con un séquito que incluía amazonas y esclavos.
Cada aparición de Baron Cohen en los medios responde a un calculado juego de marketing. Todas las conferencias de prensa que dio para el filme fueron como el General Aladeen, declarando frases tan políticamente incorrectas como que su país se encuentra "a una distancia de casi 2000 kilómetros de Tel Aviv en un vuelo de misil Scud", más aún considerando que el actor es judío.
También fue célebre el secuestro que hizo con Martin Scorsese, cuando este apareció en Saturday night live, encapuchado y esposado, y lo obligó a decir, mediante la amenaza de descargas eléctricas, que su cinta era mejor que Toro salvaje.
Pero pese a toda su campaña y los gags de incorrección política que Baron Cohen ha desperdigado en internet y en sus apariciones como Aladeen, la cinta no logró obtener una buena taquilla en EEUU, donde consiguió apenas U$59 millones, un poco por debajo del presupuesto del filme (U$65 millones).
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