Se impuso el glamour clásico de Hollywood
Desde Cate Blanchett hasta la chilena Antonia Zegers vistieron trajes elaborados y glamorosos, pero sin estridencias.

Jennifer López simboliza la pauta que tuvo una de las alfombras rojas más importantes del año, la de los Globos de Oro. Aquella para la cual las casas de alta costura viajan de París a Los Angeles con vestidos que cuestan una fortuna y más regalos para que las estrellas del cine y la televisión las usen.
JLo, que antes llegó con transparencia a los Oscar y con escote hasta el ombligo a los Grammy, caminó con un recatado traje con capa incluida. El toque: un collar de diamante cuyo brillo se veía a kilómetros.
El modelo nude gótico de Rooney Mara. La pieza larga y única con estampado dorado de Eva Green. Incluso el rojo italiano del sencillo diseño con la parte superior tipo camiseta de Amy Adams tuvo un cierto aire de contención, a elegancia sin estridencias.
El blanco fue uno de los colores usados, junto con tonalidades similares. La talentosa Saoirse Ronan estaba con una columna del tradicional corte grecorromano que le quedaba magnífica. En tanto, Cate Blanchett llegó con una de esas obras que sólo saben hacer en Givenchy, llena de bordados y decoración. Parece simple, pero cuesta decenas de horas de trabajo.
La chilena Antonia Zegers siguió la misma línea y se destacó con un vestido de la marca inglesa Alexander McQueen que trae a Chile Sarika Rodrik, la misma que que viste a Tonka Tomicic y Diana Bolocco. Un top ceñido y pollera extensa, vaporosa, en tonos negro y carbón que le quedaban perfectos.
La actriz de El club sintonizó con el maquillaje y pelo romántico que usan las grandes estrellas en este tipo de premiaciones. No hubo diferencias entre su look y el de cualquier celebridad. Todo un logro.
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