Histórico

Secuela de documental The act of killing impacta en Venecia

Tal como esa cinta de 2012, The look of silence, de Joshua Oppenheimer, contrapone a víctimas y victimarios del genocidio indonesio de los años 60'.

Si los críticos de cine fueran los encargados de entregar los premios Oscar, el documental The act of killing hubiera ganado este año sin duda alguna. Fue la cinta más comentada, alabada y discutida durante la temporada de festivales el año pasado -fue parte de Fidocs 2013- y su historia giró en cuanta discusión cinéfila hubo: el relato de los asesinos de la dictadura militar indonesia, quienes aún deambulan por el país e incluso "reviven" sus hazañas sin arrepentimiento alguno.

El director del documental, Joshua Oppenheimer, quiso seguir investigando sobre este cruento episodio -durante la Dictadura militar en Indonesia murió más de un millón de personas- y hoy estrenó en Venecia la secuela del filme: The look of silence, cinta que impactó en la segunda jornada del encuentro italiano, donde es uno de los filmes más esperados.

En 98 minutos, los asesinos y supervivientes, víctimas y verdugos de este episodio en el país asiático, dejó atónito a los asistentes y suscitó interrogantes sobre la imposibilidad de perdón y de reconciliación en sociedades que han vivido devastadoras guerras civiles.

Sin mostrar una sola gota de sangre, ni gestos o actos violentos, el documental del cineasta estadounidense radicado en Dinamarca, muestra los simples testimonios de los familiares de las víctimas y de sus verdugos, interrogados por Adi, un oculista de 44 años cuyo hermano fue asesinado por escuadrones de la muerte.

Si en The act of killing, Oppenheimer les dio voz a los integrantes de los escuadrones de la muerte, quienes recrearon con orgullo los crímenes y aberraciones que cometieron tras la llegada al poder del general Suharto en 1965, en The look of silence habla ahora con las víctimas que sufrieron por décadas "el terror del silencio".

"Mi filme es una poesía sobre el silencio generado por el terror, una poesía sobre la necesidad de romper ese silencio, pero también sobre el trauma  que suscita romperlo", sostiene Oppenheimer.

Tras dejar hablar en su primer filme a los autores de la masacre, considerados aún héroes en su país, Oppenheimer completa su investigación al reunir a los verdugos y a los sobrevivientes de una familia que a través de su anterior documental descubrió quienes fueron los ejecutores de la matanza de su hermano: vecinos, casi parientes, que vivían a pocos metros de distancia.

"Rezo todas las noches para que los asesinos de mi hijo sufran tanto como los nuestros", dice la madre, que no perdona tanto ensañamiento contra su hijo, masacrado primero a golpes y ajusticiado con la amputación del pene.

Los interrogantes, la rabia de la madre anciana impotente ante el horror, la falta de remordimiento de los asesinos que se justifican como personas que  obedecían órdenes, la voluntad de no querer saber la verdad, la mentira y el odio representados a través de conversaciones filmadas, no pretenden ni piden castigo para un régimen que arrasó con un millón de opositores "comunistas", uno de los mayores genocidios del siglo XX.

El documental, pese a su delicada elegancia al estar ambientado en un dulce clima tropical, es en realidad una contundente acta de acusación contra este  mundo por su aterradora vigencia, si se piensa a las guerras y masacres que la prensa describe a diario en todo el planeta.

Las primeras críticas ya han levantado el documental como una obra mayor. Variety dijo que "su tono lírico y el ritmo controlado es totalmente distinto a The act of killing, y su estética refinada no hace nada para apaciguar a su aplastante impacto emocional". Adi nació un año después de que su hermano fuera masacrado por los escuadrones de la muerte, y ha vivido su vida agobiado por el peso de este crimen. Cuando interroga a uno de los asesinos, su tono es inquisitivo pero no agresivo. Dice Variety que Adi no busca venganza ni humillación pública, sino que no puede contener su curiosidad ante el hecho de que los autores de las muertes sigan a sí mismos justificando sus actos".

"Sus preguntas son muy profundas", reclama Inong, un líder de los escuadrones de la muerte del antiguo pueblo de la familia de Adi, desconcertado por el interés de este por conocer la verdad.

¡Oferta especial vacaciones de invierno! ❄️

Plan digital $1.990/mes por 4 meses SUSCRÍBETE

Servicios