Sobre hormigas y hombres: el frente a frente de dos civilizaciones
<img height="21" alt="" width="94" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200811/193348.jpg" /> <br /> Ellas surgieron hace 100 millones de años y han sobrevivido a eventos que han estado a punto de acabar con la vida en la Tierra.
Si usted tomara un planeta y un puñado de genes, podría plantear algunas grandes interrogantes sobre la naturaleza humana y luego realizar experimentos para responderlas. Primero, investigaría hasta qué nivel se pueden programar ciertas conductas y habilidades en el genoma. Luego, crearía muchas sociedades con predisposiciones notoriamente diferentes para comparar su progreso. En un país, podría tener una población con diferencias genéticas de tipo sexual tan profundas que los hombres y las mujeres formarían diferentes castas sociales. En otra nación, podría relajar el control genético sobre los rasgos sexuales y liberar el comportamiento de la identidad sexual; una brecha de género prevalecería y los ciudadanos serían altamente receptivos a las influencias culturales.
¿Cómo se desarrollarían estos países? Podría construir un grupo cuyas clases sociales tengan una base biológica, con extremas diferencias físicas y cognitivas/mentales entre los niveles socioeconómicos, para luego contrastarlas con un grupo mucho más homogéneo en lo físico. ¿Quién es el más feliz?
En el caso de este planeta, considere a la hormiga. En una avanzada ciudad de hormigas, miles de individuos trabajan para crear una colonia en que hay balance de cooperación y conflicto. Algunas sociedades de hormigas tienen una espectacular arquitectura y control del clima. La más destacable especie tiene agricultura: cultiva hongos y domestica otros insectos como ganado.
La civilización de las hormigas es tan extraordinaria como la nuestra. Un contraste clave es que su sociedad emerge de la toma de decisión automática de miles de pequeños y eficientes robots biológicos, mientras que la nuestra es, al menos parcialmente, consciente e intencional. A pesar de esta inmensa diferencia, parece que se puede avanzar bastante sin tener una mente propia.
En el libro "Superorganismo: la belleza, elegancia y la peculiaridad de las sociedades de insectos", Bert Holldobler y E.O. Wilson revisan los últimos 15 años de investigaciones mirmecológicas (referentes a las hormigas). Se trata de un libro completamente maravilloso. Está repleto de impresionantes hallazgos y contiene suficiente información sobre la civilización de las hormigas como para plantear unos cuantos escenarios de hormigas versus humanos.
FRENTE A FRENTE
Pasemos por alto el hecho de que comparar hormigas y humanos significa enfrentar a miles de especies contra sólo una. En lugar de eso, asumamos que el concurso parte en iguales condiciones: con 6,6 mil millones de humanos y unos cinco mil millones de hormigas, ambos grupos presentan casi la misma biomasa. ¿Qué pasaría si hubiese un desastre global? ¿Quién saldría victorioso?
No podremos declarar una especie como más inteligente que la otra; cada una encaja de forma increíble en su propio nicho. Pero podemos preguntarnos ¿qué ocurriría si se azotara la Tierra con un gran roca del espacio?, ¿Quién sobreviviría?
Las hormigas han estado presentes por más de 100 millones de años, y las especies más sofisticadas socialmente evolucionaron 12 millones de años atrás. En ese período, la Tierra sufrió muchos desastres. El peor ocurrió hace 65 millones de años, cuando un meteoro acabó con los dinosaurios y 75% de las especies. El siguiente evento global fue una erupción volcánica hace 27 millones de años en el actual EE.UU. Los humanos vivieron otros dos sucesos: una erupción volcánica en Indonesia hace 74 mil años y un cometa que explotó sobre América del Norte hace 12.500 años.
La erupción indonesia casi eliminó a la especie humana. Aun así, nada de esa escala que amenace a nuestra civilización ha ocurrido en los últimos 10.000 años. Seguimos sin ser puestos a prueba, mientras las hormigas han sobrevivido a todos los eventos. Por defecto, las hormigas son vencedoras.
¿Cómo han resistido estos eventos? Las hormigas viven en casi cualquier hábitat y soportan radiactividad que mataría a los humanos. También ayuda vivir bajo tierra y poder ocultarse si el exterior se vuelve candente.
Y más importante, no tienen problemas con las decisiones humanas. En muchas especies, una hormiga repite el mismo set de decisiones día tras día, ya sea si es igual a la jornada anterior o si un súper volcán entra en erupción. Por esto, las hormigas lidian eficientemente con problemas que nos persiguen: si se topan con un compañero muerto, lo recogen, lo llevan al exterior y lo lanzan al basurero.
EL AFAN DE PROCREAR
En el libro "Los niños de los hombres", P.D. James imaginó un mundo afectado repentinamente por la infertilidad. Aun cuando muchos científicos están activamente inmersos en refinar la clonación humana, aún no la hemos logrado. Cuando una hormiga reina cortadora de hoja es virgen y deja la colonia donde nació, tiene una tarde de apareamiento con machos y luego funda una civilización propia.
Sus posibilidades de éxito son bajas (12 de cada 13.300 nuevas colonias duran tres meses), pero tal vez produzca cientos de millones de crías. Las hormigas reinas acumulan millones de células de esperma masculina y las pueden usar hasta por 10 años, mucho tiempo después que el padre ha muerto. Por eso, cualquier civilización formada por una hormiga puede sobrevivir. Así vuelven a ganar.
Holldobler y Wilson indican que las hormigas poseen mentes primitivas, tomando decisiones sobre lo que hacen a continuación basadas en sus experiencias de lo que les ha ocurrido antes. Los humanos, en cambio, extienden el beneficio de la experiencia no sólo a sus propias vidas, sino que se remontan a las de muchas sociedades. Construyen conocimiento fuera del genoma y aprenden en tiempo real, por lo que en una plaga tendrían más posibilidades que las hormigas.
Si se produce una epidemia de gripe aviar o un brote equivalente en insectos, como el que actualmente está devastando las poblaciones de abejas de América del Norte, los humanos hallarán una forma de amplificar su inmunidad rápidamente. Asumiendo que tras el golpe inicial una porción decente de supervivientes son doctores, biólogos e ingenieros (y no que no todos son poetas y banqueros), tendremos las herramientas de planificación y predicción de la epidemiología y otras ramas de la salud a nuestra disposición.
A la vida no le importa quién gana, siempre y cuando alguien lo haga. Mientras humanos y hormigas son máquinas diferentes, ambos están designados para resolver el mismo problema: seguir vivos. Pero un problema persiste. La civilización humana moderna es en sí misma un evento de extinción: 30% de las especies desaparecerá a mediados del presente siglo.
Si los humanos se extinguen, se producirá una explosión de biodiversidad. En contraste, si las hormigas desaparecen, el efecto en la biosfera sería catastrófico. Muchas especies de plantas morirían, al igual que hábitat enteros, tales como los bosques húmedos. En poco tiempo, todos los animales que dependen de esas plantas también perecerían. Las hormigas tal vez sean los animales más importantes de la Tierra. Lo cual significa que si ellas pierden, nosotros también.
EL ROL DE LA REINA
La hormiga reina sólo es la reina de la reproducción. Tras impulsar su civilización, no ejerce ningún control sobre sus súbditos. A pesar de parecer estratificada, nadie está a cargo de la civilización de las hormigas cortadoras de hojas. Cada una sigue un simple set de algoritmos para tomar decisiones. Su preocupación siempre es lo que está frente a ellas: el trozo de comida, la hormiga extranjera, etc. Ninguna planea o piensa en ello. La acumulación de muchas decisiones pequeñas y rápidas construyen lo que Holldobler y Wilson llaman un superorganismo, un animal inteligente formado por muchos animales inteligentes. Si bien los humanos también son superorganismos -su conocimiento surge de las acciones de muchas personas- logran reunir ideas de otros lugares o épocas e, incluso, usan otros animales para probar sus teorías. Por una vez, las hormigas pierden y los humanos ganan.
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