Subaru Impreza WRX 265: el hermano del medio cumple con su misión
Subaru ya vende una tercera versión de su gama Impreza Turbo, que está equipado con un motor de 265 Hp. Tiene una estética similar al STI, pero un andar cercano al WRX.

El último de los Subaru Impreza que ha llegado al país es el WRX 265, nombre que deriva del nuevo caballaje que tiene el conocido motor bóxer turboalimentado de 2.5 litros, y que se instala entre el afamado STI de 300 caballos y el excelente WRX de 230.
Esta versión de cinco puertas tiene un aspecto bastante más deportivo que el otrora sedán, y eso ya le da valor, pero tampoco se le ven grandes diferencias respecto de los Impreza de base. Como novedades destacan un spoiler trasero que alarga la línea del techo, la gran toma de aire en el capó propia de las versiones turbo, y llantas de acero color grafito aro 17, que son exclusivas de esta versión.
El frontal es el clásico del Impreza, salvo por el logo WRX, que también se observa en el portalón de la zaga. Y a diferencia del STI, tiene techo de vidrio, pero carece de las cuatro salidas de escape y de los tapabarros anchos y musculosos.
El interior es muy Impreza, con su mezcla de plásticos duros con distinta consistencia, y con el diseño envolvente derivado de la Tribeca que hoy se extiende a casi toda la gama. Sin embargo, trae butacas en lugar de asientos, muy cómodas y envolventes, y que llevan el logo WRX bordado en los respaldos. También está el volante forrado en cuero y con costuras rojas, la pisadera de aluminio y un panel donde el tacómetro es el instrumento principal, y eso es muy de deportivo. Pero aún así queda la sensación de que ahí adentro debería haber algo más que dijera que este auto es distinto del resto.
La habitabilidad, en cambio, es excelente gracias a que el nuevo WRX 265 usa la plataforma de la nueva generación Impreza, que es más grande. Eso sí, al ser un deportivo, los asientos traseros son menos permisivos que en el Impreza normal.
Respecto de la mecánica, el motor sigue siendo el mismo cuatro cilindros 2.5 litros del WRX, pero con 35 caballos adicionales, gentileza del mismo turbo que equipa el STI, y que produce más empuje y una curva de torque más alta, y por lo mismo requiere de un intercooler más grande.
Está asociado a una excelente caja mecánica de cinco velocidades, muy robusta y certera, y notablemente bien escalonada para exprimir de mejor manera el nuevo motor, con las tres primeras marchas muy cortas y agresivas, y con las dos restantes de desahogo, pero no que impiden que el auto siga acelerando mucho.
El WRX 265 acelera bien hasta las 3.000 vueltas, que es cuando despierta el turbo y despega, recordando al STI (silvido del turbo incluido). Acelera hasta el mismo corte en las 6.500 rpm. Sin embargo, cuando el giro del motor cae por debajo de las 2.500 rpm (al frenar en una curva sin enganchar, por ejemplo), el turbo demora en cargar y el coche pierde algo de ese empuje delicioso que tiene en la fase de aceleración, y se vuelve torpe. En ese sentido, se extraña lo armonioso que resulta el WRX 230, quizás algo menos pujante, pero mucho más equilibrado en su funcionamiento.
Ahora, el comportamiento dinámico del Impreza WRX 265 es notable, como en toda la gama turbo, avalado por una plataforma equilibrada y muy neutra, por el sistema de tracción total, por una suspensión rígida, pero bien calibrada, para no andar a los golpes, y por una dirección con mucho tacto y muy directa.
Lo de la suspensión es gravitante para convencerse que el WRX 265 es un auto para ser usado todos los días y en todas las condiciones. Es tipo McPherson adelante y multibrazo atrás, firme como para mantener la carrocería en línea y el coche en equilibrio, pero confortable como para aislar lo suficientemente bien el interior de los baches, impidiendo que los pasajeros sufran más de la cuenta.
Así, este nuevo WRX 265 es una gran opción para quienes valoran el WRX pero no pueden alcanzar al STI.
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