Tomohiro Kato, el joven victimario de Tokio
<p>Hasta el domingo, Kato parecía ser como cualquier otro japonés cuyo mayor pasatiempos eran los videojuegos.</p>

Hasta este domingo, Tomohiro Kato parecía ser como un japonés más oriundo de una pequeña ciudad.
Su historia es como la de cualquier otro. Proveniente de una familia de cuatro miembros en Aomori, su padre trabaja en uno de los principales bancos regionales con ramas en toda la región de Tohoku.
Considerado como un alumno tranquilo y de buenos modales, Kato asistió a una de las secundarias más prestigiosas de la norteña localidad de Aomori. Allí mantuvo el bajo perfil desarrollado en la primaria, pero continúo jugando tenis, afición que inició en sus primeros años escolares. Según sus ex compañeros, él siempre mantuvo la distancia con el resto de los estudiantes y se rumoreaba que siempre llevaba un cuchillo. Al parecer, desde este momento se perfilaron algunos de sus problemas para sociabilizar, los mismos que quedaron evidenciados en sus últimos mensajes que dejó en la web, en los que reconoce su dificultad para entablar relaciones sociales saludables ("Estoy utilizando a todos para desempeñar el papel de hombre bueno. Todo el mundo es tan fácil engañar", "¿Soy incapaz de tener amigos?").
Esto nuevamente queda patente en un libro de ensayos recopilados antes de graduarse de la escuela secundaria, donde Kato se describió como alguien con una personalidad "torcida". En la introducción sobre sí mismo, que iba acompañada de una ilustración de su videojuego de TV favorito, él describe la lectura como su mayor manía así como también los juegos de video.
Después de graduarse en marzo de 2001, Kato ingresó a la universidad para estudiar un curso de dos años de mecánica automotriz. Según un funcionario de la casa de estudios, Kato era un estudiante listo y diligente, sin embargo, no iba a lograr la calificación de motor mecánico que la mayoría de los estudiantes solicitaban. Aunque se graduó de la universidad, según se informa, pidió una transferencia a un curso universitario de cuatro años.
Luego de esto, Kano se dirigió al sur para trabajar en una fábrica de las piezas del automóviles con base en Tokio, que luego lo envío a Shizuoka. En noviembre el joven ingresó a Nikken Sogyo Co, una agencia de trabajos temporales, que le consiguió empleo en Kanto Ltd, empresa que crea piezas para Toyota. Su sueldo bordeaba los US $2.800 mensuales, por lo que su presupuesto era más bien restringido si se piensa que Japón es uno de los países más caros del mundo para vivir. Descrito por sus conocidos y colegas de trabajo como un muchacho serio, disfrutaba de la velocidad y era habitual verlo participar en foros de internet.
Algunos de sus ex compañeros de trabajo afirman que es "él era algo reservado y de trato suave, por lo que es difícil de creer que él era la misma persona que cometió todos estos asesinatos". El joven fue visto por última vez en su trabajo el jueves, luego de que sufriera un ataque de ira por no encontrar su ropa de trabajo, tras lo que salió de intempestivamente de la fábrica.
Una de sus mayores características es su gran pasión (la misma que sienten otros 10 millones de japoneses) por Akihabara y su laberinto de tiendas y boutiques que ayudaron a crear el estereotipo del otaku.
"Otaku" es el término creado para referirse a una subclase de la cultura pop que se centró en las minucias de las varias manías - especialmente a lo referido a los fanáticos del manga y de la animación japonesa-. Recientemente, el fenómeno del otaku creció a tal punto que los analistas financieros siguen los hábitos del gasto de sus participantes.
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