Villa ducal de Pastrana ofrece un lugar lleno de historia
Un viaje envuelto en preciosas leyendas medievales que le invitan a conocer y disfrutar de la cultura.

Villa ducal de Pastrana está ubicada en la provincia de Guadalajara, un lugar poco explorado, a pesar de encontrarse a sólo 55 kilómetros de Madrid.
En esta región de fuerte personalidad, se encuentra Pastrana, un lugar lleno de historia y envuelto en hermosas leyendas medievales que le invitan a conocer. La ciudad fue fundada en el siglo XIII, teniendo como máxima heroína a doña Ana de Mendoza de la Cerda, más conocida como la princesa de Éboli, cuya dramática historia es relata cuando visita la Villa Ducal.
El Palacio Ducal, emblema de la villa, comenzó a construirse en 1541 ordenado por doña Ana de la Cerda, condesa de Mélito, madre de la princesa de Éboli. La princesa se casó casi niña con Ruy Gómez de Silva, con quien tuvo diez hijos; a la muerte de su esposo ingresó en el convento carmelita. Sin embargo pronto lo dejó para volver a ocuparse de sus asuntos y cuando era una de las damas más exitosas de Madrid, fue acusada de conspiradora por Felipe II, quien la mandó encarcelar en Pinto, Santorcaz y en su propio Palacio de Pastrana, lugar donde falleció tras once años de cautiverio.
Según la leyenda, tenía permitido asomarse una hora al día por la ventana del levante; en su homenaje, la Plaza Mayor se llama "de la Hora".
RUTA CULTURAL
Para conocer Pastrana les recomendamos seguir su Ruta Cultural, que contiene:
El Palacio Ducal, actual sede del Observatorio de la Sostenibilidad de España, se utilizaba para recepciones. De clásico diseño renacentista español, con su planta cuadrada y jardines escalonados, quedó inconcluso para siempre.
La Colegiata Museo Parroquial, con su colección de tapices góticos y los siete grandes óleos que narran la llegada de Santa Teresa de Jesús a Pastrana y la fundación de los conventos; está dotada de un Cabildo de 48 Canónigos, más que todas las Catedrales de España excepto la Catedral Primada de Toledo.
Convento de San José, fundado por Teresa de Jesús, aquí se recluyó la Princesa de Éboli a la muerte de su esposo; es uno de los puntos más bajos de la villa.
La Plaza de Toros, ubicada en el mercado de los moriscos, fue inaugurada en 1885 y es la más antigua de Guadalajara. Un antiguo caserón que albergó una sinagoga, de estilo mudéjar, detalles ornamentales, grabados sobre estuco y la clásica Estrella de David de seis puntas.
Para el contacto con la naturaleza, debe visitar la Microrreserva Cerros Margosos de Pastrana y Yebra, en la confluencia del río Arlés y el arroyo del Val con el río Tajo. Es un sitio de gran belleza, donde además vive la única población conocida de Limonium erectum, una hérbácea capaz de sobrevivir en suelos de yeso y sal.
Comer no será problema, porque hay muchos cafés, restaurantes y hasta comedores en los Conventos. Todos con sus platos de cordero, migas, gachas y preparaciones con carnes de caza. Los dulces de Pastrana son muy prestigiosos, especialmente las yemas de Santa Teresa. También están los bizcochos borrachos, sus tapices y sus chocolates.
Además, puede visitar fuentes e iglesias, pero si desea conocer el verdadero espíritu de la Villa, debe visitarla a mediados de julio, cuando se realiza el Festival Ducal con una recreación del Siglo de Oro español.
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