
¿30 años no es suficiente?

Por Javiera Arias, cicepresidenta de Ciudadanos
El año 1989 fue la primera vez que el diputado Patricio Melero fue elegido en el distrito 16. El año 1993 fue reelecto, tal como en los periodos posteriores: 1997, 2001, 2005, 2009, 2013 y 2017 (en este último, en el distrito 8). Probablemente, la opinión de la ciudadanía en cuanto al trabajo de Melero sea diversa y en muchos casos positiva, sin embargo, esta no es justificación suficiente para llevar alrededor de tres décadas en el Congreso.
Evidentemente, el caso de Melero no es aislado, de hecho, en Chile la tasa de reelección es de 83,3% en la Cámara de Diputados y de 77,7% en el Senado. Es decir, si un candidato decide repostularse en el mismo distrito, existen altas probabilidades de que salga airoso.
Esta situación se debe, principalmente, a dos razones que dicen relación con falencias de nuestro régimen democrático. La primera de ellas es que como ciudadanos no realizamos el ejercicio de revisar el trabajo legislativo de nuestros parlamentarios, a diferencia de la gestión presidencial, que sí evaluamos a través de las cuentas públicas. Como ciudadanos tenemos conocimiento de gran parte de los proyectos que han llevado a cabo nuestros mandatarios, pero solemos no tener idea de lo que han logrado concretar nuestros representantes en ambas cámaras, desempeño igual de crucial para el país. La segunda razón apunta a la ausencia de mecanismos que regularicen los periodos en el Congreso, que en la práctica se vuelven indefinidos.
Durante la jornada del día miércoles se postergó nuevamente la votación del proyecto de ley que permitiría reducir, solo a dos reelecciones en el caso de los diputados y una en el de los senadores, la gestión parlamentaria. Dicha ley pretende promover una mayor rotación en el Congreso, así como una representatividad más diversa, y constituir un claro incentivo para que los ciudadanos asistan a votar por nuevos rostros y para que dichos nuevos rostros se animen a competir por un escaño. Con ello se evitarían o al menos minimizarían vicios como el abuso de poder y el clientelismo.
Esperemos que este próximo 19 de mayo nuestros parlamentarios discutan, con altura de miras y visión país, más allá de los intereses personales y partidarios, esta mejora sustantiva para la calidad de nuestra democracia.
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