“Bienvenido Bob”



SEÑOR DIRECTOR:

El 16 de junio de 1968, el entonces crítico literario David Gallagher tuvo el brillante adelantamiento de reseñar la novela “El Astillero”, de Juan Carlos Onetti, en el New York Times. Ciertamente, no era entonces el autor canónico que es hoy. Aunque el escritor no quedó conforme con lo escrito -es una lectura en clave política de una novela existencial, dijo- el solo hecho de que se refiriera a su publicación da cuenta de su importancia. Llamar la atención de un hombre que se definía como indiferente incluso antes que escéptico es sin duda un mérito singular.

Sin embargo, repetir el mismo error más de medio siglo después es una contumacia difícil de entender. Esto es lo que ocurre con el columnista Gabriel Zaliasnik, que intenta vincular su predecible opinión negativa frente a las habilidades de administración de este gobierno con un cuento de evidente clave existencial del autor señalado. Para una mejor lectura de “Bienvenido Bob”, sugiero al columnista revisar el libro de Mario Vargas Llosa, “El viaje a la Ficción”. En él, el maestro peruano señala que este cuento refleja todo lo contrario a un homenaje a la vejez, que es lo que se intenta sugerir en esa columna: “La ruina y decadencia de Bob personifica la de todos los hombres en el universo de Onetti, que, pasada la juventud, comienzan a convertirse en parodias de sí mismos, seres sin alma, cínicos, corrompidos”. Bajo esa lectura, este cuento sería una invitación al Presidente para despreciar la experiencia. Dios (O Brausen) no lo permita.

Patricio Hidalgo Gorostegui

Abogado y escritor

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.