¿Boric aceptará lo que sea que apruebe la Convención?



Por Sergio Muñoz Riveros, analista político

Entrevistado en el programa “Mentiras verdaderas” (La Red, 14/09), Gabriel Boric fue consultado por el periodista Eduardo Fuentes sobre la posibilidad de que, por decisión de la Convención, el próximo período presidencial sea de dos años, y no de cuatro. Boric respondió así: “Lo que establezca la Convención es lo que va a haber que respetar. Y yo voy a ser un Presidente que facilite el proceso de instalación de la nueva Constitución. Y si en las normas transitorias se establece un periodo determinado de transición al nuevo régimen, nosotros vamos a implementarlo felices, porque hemos luchado desde hace tanto tiempo por esta nueva Constitución, que sería muy absurdo que ahora, en la eventualidad de que el pueblo de Chile lo definiera y fuéramos gobierno, resistirnos a lo que soberanamente decida la Convención”.

Quizás sin pensarlo mucho, Boric ha adherido incondicionalmente a lo que resuelva la Convención. Confía, al parecer, en el control que allí ejercen el Frente Amplio y sus aliados. Al declarar que aceptará lo que no conoce, aporta un dato inquietante sobre sí mismo. Ello incluye una novedad para los electores: si la Convención lo dispone, dice estar dispuesto a encabezar un gobierno provisorio.

La elección presidencial se realizará en el marco de la Constitución vigente. Quien sea elegido asumirá en marzo próximo por un período de 4 años y, por cierto, con las facultades reconocidas hoy al primer mandatario. El artículo 138 de la Constitución señala: “La Nueva Constitución no podrá poner término anticipado al período de las autoridades electas en votación popular, salvo que aquellas instituciones que integran sean suprimidas u objeto de una modificación sustancial”. O sea, el proyecto de nueva Constitución podría suprimir el Senado y, si es aprobado en el plebiscito de salida, los senadores podrían perder sus cargos. Pero el nuevo texto no puede poner término anticipado al mandato del Presidente de la República.

En los hechos, el candidato del bloque FA/PC no le toma el peso al cargo de jefe de Estado. No puede subordinarse a la Convención (que nadie sabe cómo terminará), y menos mostrarse dispuesto a aceptar un texto que todavía no está escrito. ¿Qué clase de liderazgo nacional es ese? Lo mínimo que cabe pedirle es que tenga opinión propia sobre el futuro del país.

Los dichos de Boric dejan al desnudo los agujeros negros de todo este asunto. Fue un inmenso error marginar a los poderes Ejecutivo y Legislativo del proceso del cambio constitucional. ¿Acaso el nuevo Mandatario debería guardar silencio en caso de discrepar de aspectos fundamentales del proyecto que salga de la Convención? Sería un error garrafal. Su deber sería informarle al país, incluso al precio de que se produzca una crisis político-institucional que obligue a intervenir a los tres poderes del Estado. Es mucho lo que está en juego.

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