SEÑOR DIRECTOR:

Me parece absurdo que exista una proposición en la comuna de Santiago para cambiar el nombre a once calles.

Las calles son de todos y en especial en nuestra capital. Miles de generaciones han nacido, se han criado y fallecido en una calle, que es su calle, su referencia, su barrio con sus vecinos y su entorno. El nombre de esa calle es el domicilio oficial en el RUT, en el trabajo, en su vida. El barrio se conforma por ciudadanos considerando calles, veredas y plazoletas, teniendo esos lugares un nombre de referencia permanente en sus cabezas y corazón, que viene de otros siglos y otras épocas. Que un grupo menor de personas pretenda cambiar los nombres de esas calles y nadie diga nada me parece insólito.

René Norambuena Véliz