Carretera tributaria y renta atribuida



SEÑOR DIRECTOR

Hace algunos días, un columnista sugirió que los impuestos a la renta de empresas y de personas serían como dos peajes sucesivos en una carretera sin destinos intermedios. De ahí concluye que lo único que importaría sería la suma de los dos peajes. Sin embargo, eso apoya a los defensores de la renta atribuida, sistema inviable en economías modernas. La renta atribuida también castiga el ahorro empresarial, que es la base de la creación de empleos de calidad.

La analogía antes mencionada falla al omitir la diferencia temporal entre las dos etapas del tributo. En la carretera tributaria real existen destinos intermedios, que permiten pagar el primer peaje solamente. De hecho, la práctica de buena parte de las familias dueñas de empresas grandes en el mundo es reinvertir todos los años una proporción grande y fija de la utilidad después de impuesto corporativo. Algunos teóricos critican que esas familias "perderían" la proporción no retirada nunca, porque queda en el destino intermedio mencionado. Esto es incorrecto, porque para esos dueños la utilidad reinvertida es el insumo base para metas inmediatas como desarrollar ahora su capacidad empresarial y aportar a la sociedad desde las veredas permitidas por su posición económica. Obtienen más satisfacción ahora mismo de reinvertir $100 adicionales, que de elevar en $100 sus actuales gastos de vida. Al reinvertir aumentan el ahorro empresarial y crean empleos de calidad.

Arnold Harberger lo explicó así: "En presencia de postergación de tributos, el tributo total es la suma de la parte del tributo pagado en el presente (en la empresa, al generar la utilidad) y el valor del saldo de tributos a pagar en el futuro (por la persona natural que retira) multiplicado éste por un factor de descuento (que reconoce el grado de postergación)" (2008, p. 309).

Salvador Valdés

Instituto Economía UC y Clapes UC

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