Central Hidroeléctrica San Pedro: un proyecto obsoleto



Macarena Soler es abogada y fundadora de Guete Conservación Sur.

Las represas son una tecnología obsoleta y los datos mundiales lo demuestran. En el último siglo se han removido 1.776 represas en Estados Unidos y 4.984 en Europa (American Rivers y Dam Romoval Europe). ¿Las razones? Seguridad: represas viejas e inseguras; legales: la restauración de los cursos de agua forma parte de requisitos legislativos de la Unión Europea; económicas: es más barato remover que reparar; y por razones ambientales: las presas provocan la pérdida del hábitat del río, generan cambios severos en la dinámica hídrica e influyen en la disminución e incluso la extinción local de muchas especies.

Mientras en otras partes del mundo se avanza en el uso de tecnologías como el reciclaje del agua, se restauran los ríos dañados y se remueven las represas, en Chile una mega central hidroeléctrica pretende instalarse en la cuenca del río Valdivia. Cuenca de más de 10.275 km2 y que tiene uno de los caudales más importantes del país, con aproximadamente 680 m³/seg, detrás de ríos como el Baker (1.000 m³/s) y Pascua (750 m³/seg).

Específicamente en el río San Pedro, perteneciente a la cuenca del río Valdivia, se pretende construir la Central Hidroeléctrica San Pedro de Colbún S.A., presa de hormigón de una altura de 58 metros y una potencia de 144 MW, 14,5 km aguas abajo del desagüe del Lago Riñihue. Con un estudio de impacto ambiental del año 2007, pasados 13 años Colbún aún no ha podido ejecutar su proyecto debido a obstáculos técnicos que la empresa no ha podido sortear, entre ellos, la inestabilidad del terreno, ya que las laderas del río San Pedro son susceptibles de procesos geológicos asociados a riesgo de desastres, denominados remociones en masa.

Actualmente Colbún está tramitando “Adecuaciones” a la central original, sin embargo, más de una década después lo que corresponde es revisar el proyecto puesto que las variables ambientales que se tuvieron en cuenta para su aprobación han variado sustantivamente, y no sólo eso, hoy es impensable pasar por alto temáticas como el cambio climático, las nuevas tecnologías, la demanda de energía y el hecho de que las grandes hidroeléctricas están de retirada.

Todos sabemos que nuestro país se está secando. Nos encontramos en el puesto N°18 de la lista global de países con mayor riesgo de sufrir estrés hídrico, por lo que cuidar nuestras aguas es fundamental y será uno de los temas estratégicos a discutir en la nueva Constitución. De hecho, el agua es uno de los temas que más consenso genera entre los recientemente electos integrantes de la Convención Constituyente. Según una consulta de La Tercera, el 95% de los 155 constituyentes cree que el agua debería consagrarse en la Constitución como un bien nacional de uso público.

En este contexto de desafíos y cambios. ¿Vale la pena continuar con un proyecto obsoleto, el que además tendrá una vida útil de solo 50 años?

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