¿Por qué Chile es tan caro para vivir?

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Según el informe sobre el costo de vida global publicado el pasado marzo por el semanario The Economist, Santiago es la cuarta ciudad más cara de América Latina para vivir, es decir nuestra capital, tiene un costo de vida equivalente al 66% del de Nueva York que se usa como base de comparación.

A su vez Chile, ostenta el lugar 76 de 133 países auditados en nivel de precios. Es evidente que esto genera un debate intenso en la sociedad respecto de los alcances de esta posición, sin embargo, es necesaria la discusión seria y responsable en esta materia para poder entender el significado de este índice.

El puesto que ocupa Chile en este estudio se debe a que nuestro país ha crecido en promedio más rápido que el resto de la región durante la última década y con el desarrollo económico se elevan los niveles de vida e inevitablemente, el costo de la vida.

Ciudades con alto costo de vida son tal, puesto que sus monedas se encuentran en proceso de apreciación lo que incide directamente en la fortaleza de las respectivas economías adquiriendo un mayor atractivo para la inversión.

Entre las ciudades con más alto costo de vida se encuentra Singapur, París y Hong Kong.

En contraparte, aquellos países que han caído en la trampa del ingreso medio con desaceleración del crecimiento, con baja calidad en la educación y con inestabilidades en la calidad de decisiones de su sistema político, generan alta inflación y devaluación de las respectivas monedas disminuyendo la calidad de vida.

Con todo lo anterior, se puede pensar que es un antecedente favorable el representar un alto nivel de costo de vida en el mencionado ranking, sin embargo, hay una variable que contamina nuestra objetividad respecto a este, la desigualdad en los ingresos.

Es conocida la importante brecha en nuestro país en cuanto a salarios; la desigualdad en ingresos limita el comercio empujando a las economías a muchos niveles de fijación de precios. Usted, por ejemplo, puede encontrar por un mismo producto diferencias siderales entre un proveedor y otro. Esta situación a la larga aparenta altos niveles de precios en los productos y servicios, pero con salarios bajos.

Es importante recalcar que un alto costo de vida conlleva una alta calidad de vida, lo importante eso sí, es que este alto nivel de vida crezca justo y equitativo para todos los ciudadanos y no se concentre en solo el 1 por ciento de la población, representado sólo en unas cuantas familias.

El papel del Estado en esto es muy relevante, puesto que a través de sus políticas puede fortalecer una economía, generar nuevos puestos de trabajos, potenciar y fomentar la creación de empresas, de industrias competitivas y así se promueva, más que la disminución de la brecha salarial, una estandarización al alza de estos, es decir, equilibrar los sueldos, pero hacia arriba.

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