Columna de Álvaro Ortúzar: El crepúsculo

21 de Septiembre del 2023 / SANTIAGO Sesión N°12 Pleno Consejo Constitucional, la cual discute y vota en particular las propuestas de normas constitucionales relativas al Capítulo II Derechos y libertades fundamentales, garantías y deberes constitucionales, artículo 16 numerales del 20 al 27. Sala de Sesiones de la Cámara de Diputadas y Diputados, sede Santiago. VICTOR HUENANTE / AGENCIAUNO


Cuando hablamos de una fase declinante que precede al final de algo, nos referimos al crepúsculo. ¿Qué otra expresión podría emplearse para significar el estado actual del proceso constitucional? No solo se trata de la percepción general, sino también del hastío concreto que ha provocado el péndulo destemplado de ideologías. Del anterior fracaso aprendimos que el país repudió el intento refundacional. Del actual, la imposición de reglas que sólo a algunos satisfacen, el populismo y las normas morales. Quizás de todas éstas el moralismo es el problema más grave y que concita el mayor rechazo. Nos referimos especialmente al trascendental derecho a la vida.

Recordemos que la protección de la vida del que está por nacer proviene del Código Civil de 1855 (artículo 75), y que en su aplicación la legislación fue tenuemente adaptándose hasta llegar, el año 2017, a la aprobación de tres causales de aborto: violación, peligro de vida para la mujer e inviabilidad fetal de carácter letal. Recordemos también que la norma original del Código Civil fue llevada a discusión en la Comisión que estudió la Constitución de 1980. Jaime Guzmán sostuvo su convicción de que el aborto que no era natural debía constituir un delito. Era un férreo defensor de la vida. Sin embargo, al ver contrapuesta su visión con la de un grupo de la sociedad que no la compartía, se allanó -en un gesto pocas veces visto en un hombre que llevaba sus postulados morales como un cruzado- a aceptar que no sería la Constitución, sino la ley, la que reflejaría el sentir ciudadano conforme avanzaban los tiempos. Así lo entendieron también otros comisionados profundamente católicos como Alejandro Silva Bascuñán y Enrique Evans de la Cuadra.

Hoy hemos vuelto 40 años atrás. Ni siquiera está sobre la mesa la discusión pública que se generó frente al proyecto que propuso la aceptación del aborto en tres causales. En ésta intervinieron los mayores especialistas, filósofos, científicos, laicos y religiosos. Fue el tribunal Constitucional el que zanjó finalmente la materia sin que la Constitución que nos rige (“la ley protege la vida del que está por nacer”), fuera modificada en una letra. Esta norma fue interpretada de acuerdo con el avance de la sociedad y de su percepción respecto a la vida y a los derechos de la mujer. Las causales de aborto y su despenalización no fueron bien recibidas por una parte importante de los ciudadanos, a quienes quedó entregada esta grave decisión a sus propias convicciones morales.

Así llegamos al momento actual. La facción Republicana del Consejo Constitucional propone reglas, en el fondo, destinadas a derogar la ley vigente. Una mayoría transitoria probablemente las impondrá. Pero aún quienes no estamos de acuerdo con el aborto, sentimos que tal imposición es un acto arbitrario y contrario a lo que piensa una parte de la sociedad a quien debemos respetar.

Por Álvaro Ortúzar, abogado

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