Columna de Álvaro Ortúzar: Libros de primavera
Bastante más agradable que comentar ciertos acontecimientos que hieren la esencia de la profesión de abogado, es sugerir algunos libros que acompañen la esperada primavera. Para comenzar, “La forma de las ruinas”, una de las obras más notables del muy premiado escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez. Trata del asesinato, en 1948, de Jorge Eliecer Gaitán, un agitador político, liberal, escritor y jurista, cuya oratoria a viva voz encendía a los miles de personas que todos los viernes concurrían a escucharlo abarrotando la Plaza de Bolívar y las calles cercanas. Su violenta muerte desató tal miedo de que algunos enemigos políticos mancillaran su cadáver, que su cuerpo no fue enterrado en un mausoleo, sino en la sala de su casa, donde se mantuvo por 40 años. Las hipótesis acerca de los móviles del crimen hasta el día de hoy son discutidos: que si el imperialismo norteamericano, que los curas jesuitas, que el comunismo; en fin, en esa época Colombia era un país ya asolado por una guerrilla que duró decenas de años y causó incontables muertos. Gaitán, a quien llamaban el “caudillo del pueblo”, protagonizó los inicios de la convulsión social. Como dato interesante hay que observar que casi 80 años después, el Presidente Gustavo Petro intenta encarnar sus ideales. Es entonces una novela que vale la pena leer.
“Bartleby” es un genial relato escrito por Herman Melville a mediados del siglo XIX, de esos que cada cierto tiempo se vuelve a editar. Un escribiente modesto y tranquilo, un funcionario silencioso que trabaja en una oficina de abogados en Wall Street, de pronto deja de cumplir las tareas que le encarga su superior. Nunca más copia las escrituras en los libros ni lleva a cabo tarea alguna. En realidad, deja de hacer cualquier cosa que le pidan y se limita a contestar, cabizbajo, “preferiría no hacerlo”. Bartleby no permite que cambie su rutina diaria de inmovilidad. Así, en este extraño contexto de vida y perplejidad, pasan los años aparentemente iguales. Los críticos señalan que esta es una obra anticipatoria de la literatura existencialista y del absurdo. La novela, además de ser ácida, resulta cómica y algo tiene de nuestro. Bien pensado, ¿cuántas veces nosotros mismos, ante una orden, “preferiríamos no hacerlo”?
Finalizo con un libro, yo diría curioso. Se trata de “Esperando a míster Bojangles”, de Olivier Bourdeaut, escrita con la capacidad de capturar personalidades melancólicas, surrealistas en extremo. Una pareja feliz, demasiado ajena a toda convención social. Él sólo goza y bautiza a su mujer con un nuevo nombre cada día; es divertido y lunático; ella solo baila, se disfraza y lo acompaña. ¿Unos locos? Algo pasa en la historia -y esto es lo notable del libro- que hasta el lector se sorprende cuando la realidad -la hipoteca, la falta de comida, el abandono del hijo- de pronto y con furia golpean a la amorosa familia.
Por Álvaro Ortúzar, abogado