Columna de Félix Villatoro: Dilemas de Basilea III y el Banco Central
La reciente decisión del Banco Central sobre el aumento del RCC abre un debate que debe ser abordado desde dos frentes: el objetivo que se busca al elevar los requerimientos de capital, y el instrumento y forma usados.
El RCC forma parte de uno de los tres nuevos colchones de capital de Basilea III. Uno de estos colchones es el “colchón de conservación”, que equivale a 2,5% de los activos ponderados por riesgo. El segundo colchón es el contracíclico (RCC), que va entre 0 y 2,5%, y el colchón para instituciones sistémicamente importantes, que puede tomar valores de hasta 3,5%.
El Banco Central señala en su comunicado que, más que justificarse por condiciones internas, el aumento del RCC estaría motivado por el deterioro en condiciones externas. Previendo que esta situación afecte la solvencia de la banca local, se buscaría mejorar la capitalización de los bancos, de manera preventiva. Este objetivo es razonable. En efecto, es preferible levantar capital cuando las condiciones del mercado son aún favorables, mientras que resulta difícil hacerlo en condiciones complejas, como atestiguan los recientes casos de quiebras bancarias en Estados Unidos y Suiza.
Sin embargo, es discutible si el instrumento utilizado y la forma en que se ha hecho uso de éste, son las más adecuadas. La creación del RCC fue motivada por el Comité de Basilea como una herramienta que buscaba aumentar los requerimientos de capital en situaciones de alta expansión del crédito bancario, mientras que los requerimientos se disminuirían ante una baja expansión. De esta forma, se pretendía encarecer y frenar la entrega de crédito ante mercados muy “sobrecalentados”, y hacer relativamente más fácil dar crédito en mercados más “lentos”.
Tal como el mismo Banco Central plantea, el mercado de crédito en Chile no da muestras de estar en una fase de alta expansión. Si la industria y el mercado en general asocia el uso del RCC a un mercado de crédito sobrecalentado, es entendible la sorpresa que ha causado la activación de este requerimiento.
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Al ahondar en la justificación de la medida tomada, el Central señala que, si bien en sus orígenes (Basilea III fue creado el año 2009) el RCC se gatillaba exclusivamente por el comportamiento del mercado de crédito en una jurisdicción, con el paso del tiempo, distintos reguladores han incorporado más elementos en el análisis de uso del RCC.
Aunque el aumento del RCC se ubique en la parte baja de los valores que puede tomar, y pese a que hay un plazo de un año para implementarlo, es importante evitar shocks y fricciones innecesarias en un mercado como el bancario, el cual es susceptible a eventos de alta volatilidad. Actualmente subsisten ambigüedades que deberían corregirse. Por ejemplo, la normativa de la CMF asocia el uso del RCC solamente al comportamiento del crédito bancario; mientras que el Banco Central indica que son relevantes otros factores, incluyendo condiciones internacionales.
Un punto clave a mejorar, yendo hacia adelante, es que todos los actores relevantes puedan comprender de la misma forma los criterios utilizados por el Banco Central y la CMF para la toma de decisiones de política. Una mejor coordinación y comunicación de la regulación será clave en el proceso de implementación de Basilea III que aún falta por recorrer.
Por Félix Villatoro, académico Escuela de Negocios, Universidad Adolfo Ibáñez
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