Columna de Gabriela Álvarez: El metaverso y el dilema de la identidad

" Formamos comunidades en torno a causas comunes. Y las empresas que quieren asegurarse un lugar en el metaverso tienen que reconocerlo, estableciendo identidades con un sentido de propósito similar, involucrándonos con experiencias que sean significativas y que nos aporten valor como individuos."



El mundo está entrando hoy al “Continuo del Metaverso”, un espectro de mundos, realidades y modelos de negocio mejorados digitalmente, que está redefiniendo cómo funciona, opera e interactúa la sociedad en su conjunto. El metaverso es un agente de cambio, que puede darnos nuevas formas de ver, colaborar y crear valor; y prosperará construyendo comunidades basadas en la confianza.

Esto plantea algunas cuestiones fascinantes sobre cómo gestionaremos nuestras identidades en estos nuevos espacios virtuales. Si quiero relacionarme con los demás, ¿debería mi avatar ser una emulación fiel de mi apariencia en la vida? ¿debe ser reconocible, inmutable y, lo que es más importante, verificable? ¿O puedo experimentar, configurando una identidad que sea, por ejemplo, un poco más alta o probar una identidad completamente nueva?

El metaverso será un espacio para todas las facetas de nuestra personalidad, desde la profesional hasta la personal, donde podremos mostrarnos como un líder empresarial, una madre, hermana, una aficionada al fútbol: una imagen más completa de mí. Esa imagen completa de nuestra identidad tiene más valor del que podemos imaginar.

Nuestras identidades son aún más profundas, por supuesto, definidas tanto por lo que creemos como por lo que hacemos. Definimos nuestras identidades en torno a un propósito. Formamos comunidades en torno a causas comunes. Y, las empresas que quieren asegurarse un lugar en el metaverso tienen que reconocerlo, estableciendo identidades con un sentido de propósito similar, involucrándonos con experiencias que sean significativas y que nos aporten valor como individuos.

Muchos debates sobre la creación de valor en el metaverso se han centrado en los nuevos mercados, los nuevos bienes y servicios, o en el auge de las NFT y la creación de escasez digital. Pero las múltiples formas en que creamos, impulsamos y medimos el valor para los clientes, la sociedad y el planeta aportarán un valor a más largo plazo, construyendo objetivos compartidos, un sentido de misión.

Esta comprensión más holística del valor, que ya es un motor de la comunidad en el metaverso, será cada vez más importante a medida que la Generación Z pase a primer plano, impulsada por el deseo de marcar la diferencia en el mundo. Imaginemos cuánto más podemos desarrollarnos, personal y profesionalmente, si tenemos un reflejo más claro de quiénes somos, mejorado con datos y conocimientos. Puede cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos.

El metaverso es un complemento del mundo real, que podemos utilizar para apreciar mejor y mejorar nuestra realidad. Es un reflejo mejorado de nuestro mundo, que utiliza la realidad aumentada, la realidad extendida y la realidad virtual, para llevarnos a través del espejo y ampliar las posibilidades de los negocios, la sociedad y la humanidad. Esa mejora -las capas digitales del metaverso- puede permitirnos ver cosas que de otro modo permanecerían invisibles.

Lo mismo ocurre con las empresas. Imagínese, por ejemplo, poder ver inmediatamente los resultados de nuestros compromisos con la sostenibilidad y ver cómo nuestra huella de carbono se reduce, utilizando la tecnología de la Web 3.0 para convertirla en algo visual, indeleble y, a través de blockchain. O cuando el brillo de la experiencia del cliente, la diversidad y el talento pueden convertir algo conceptual en algo tangible, algo que podamos apreciar.

Esa es la relación fundamental entre el metaverso y el mundo real; nos proporciona un espejo mejorado, que nos entregará la capacidad de vernos como lo que realmente somos y lo que queremos ser. Las empresas tienen un hoy una gran oportunidad en preparar el escenario para impulsar el metaverso y así ser los primeros en captar el valor que le pueden entregar.

* La autora es directora ejecutiva de Accenture Song

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